jueves, 4 de febrero de 2010
LA MENTE
A través de la experiencia hemos podido comprobar que es imposible comprender eso que se llama Amor, hasta que no hayamos comprendido en forma íntegra el complejo problema de la Mente.
Quienes suponen que la Mente es el Cerebro están totalmente equivocados. La Mente es energética, sutil, puede independizarse de la materia, puede en ciertos estados hipnóticos o durante el sueño normal, transportarse a sitios muy remotos para ver y oír lo que está sucediendo en esos lugares.
En los laboratorios de parapsicología se hacen notables experimentos con sujetos en estado hipnótico.
Muchos sujetos en estado hipnótico han podido informar con minuciosidad de detalles sobre acontecimientos, personas y situaciones, que durante su trance hipnótico se estuvieron sucediendo a remotas distancias.
Los científicos han podido verificar después de esos experimentos la realidad de esas informaciones. Han podido comprobar la realidad de los hechos, la exactitud de los acontecimientos.
Con estos experimentos de los laboratorios de parapsicología está totalmente demostrado por la observación y la experiencia que el Cerebro no es la Mente.
Realmente y de toda verdad, podemos decir que la Mente puede viajar a través del Tiempo y del Espacio, independientemente del Cerebro, para ver y oír cosas que se suceden en lugares distantes.
La realidad de las extrapercepciones sensoriales está ya absolutamente demostrada y sólo a un loco de atar o a un idiota, podría ocurrírsele negar la realidad de las extrapercepciones.
El Cerebro está hecho para elaborar el Pensamiento, pero no es el Pensamiento.
El Cerebro tan solo es el instrumento de la Mente. No es la Mente.
Nosotros necesitamos estudiara a fondo la Mente si es que de verdad queremos conocer en forma Integra eso que se llama Amor.
Los niños y los jóvenes tienen mentes más elásticas, dúctiles, prontas, alertas, etc.
Muchos son los niños y los jóvenes que gozan preguntando a sus padres y maestros sobre tales o cuales cosas. Ellos desean saber algo más, quieren saber y por eso preguntan, observan, ven ciertos detalles que los adultos desprecian o no perciben.
Por ello la importancia de que se preparen convenientemente los maestros o personas encargadas de su formación, para que pueda orientar a las nuevas generaciones.
Conforme pasan los años, conforme avanzamos en edad, la Mente se va cristalizando poco a poco.
La Mente de algunos ancianos está fija, petrificada, ya no cambia. Sus prejuicios, ideas fijas, etc., parecen todo junto, una roca, una piedra, que no cambia de ninguna manera, por eso dice el dicho vulgar: “genio y figura hasta la sepultura”.
Es doloroso comprender a fondo, cómo a través del tiempo se va petrificando la Mente poco a poco.
La Mente es el matador de lo Real, de lo Verdadero. La Mente destruye el Amor.
Existen muchas botellas para la Mente y la Mente de cada persona está muy bien embotellada.
Unos tienen la Mente embotellada en los celos, en el odio, en el deseo de ser rico, en la buena posición social, en el pesimismo, en el apego a determinadas personas, en el apego a sus propios sufrimientos, en sus problemas de familia, etc., etc.
A la gente le encanta embotellar la Mente. Raros son aquellos que se deciden a romper en pedazos la botella.
Necesitamos liberar la Mente, pero a la gente le agrada la esclavitud.
Debemos investigar nuestra propia Mente, observarla, comprendería. Sólo así, mediante la Comprensión de Fondo, podemos evitar que la Mente se cristalice, se congele, se embotelle.
Lo único que puede transformar al mundo es eso que se llama Amor; pero la Mente destruye el Amor.
Necesitamos estudiar nuestra propia Mente, observarla, investigarla profundamente, comprenderla verdaderamente. Sólo así, sólo haciéndonos amos de sí mismos, de nuestra propia Mente, mataremos al matador del Amor, y seremos felices de verdad.
No basta ser padre o madre de familia; hay que saber amar. Los padres y madres creen que aman a sus hijos e hijas porque los tienen, porque son suyos, porque los poseen como quien tiene una bicicleta, un automóvil, una casa.
Ese sentido de posesión, de dependencia, suele confundirse con el Amor pero jamás podría ser Amor.El sentido de posesión o dependencia no es Amor.
Quienes quieren que el amor funcione como “yo quiero”, como “yo deseo», como “yo pienso, pierden el Amor porque el Dios del Amor, no está dispuesto jamás a dejarse esclavizar por el Yo.
Hay que acabar con el Yo, con el Mí Mismo, con el Sí Mismo para no perder al Niño del Amor.
El Yo es un manojo de recuerdos, apetencias, temores, odios, pasiones, experiencias, egoísmos, envidias, codicias, lujuria, etc., etc.
Sólo comprendiendo cada Defecto por separado, sólo estudiándolo, observándolo directamente no sólo en la Región Intelectual, sino también en todos los Niveles Subconscientes de la Mente, va desapareciendo cada Defecto, vamos muriendo de momento en momento. Así, y sólo así, logramos la Desintegración del Yo.
Quienes quieren embotellar el Amor dentro de la horrible botella del Yo, pierden el Amor. Se quedan sin él, porque el Amor jamás puede ser embotellado.
Desgraciadamente, la gente quiere que el Amor se comporte de acuerdo con sus propios hábitos, deseos, costumbres, etc. La gente quiere que el Amor se someta al Yo, y eso es completamente imposible porque el Amor no le obedece al Yo.
La Mente tiene el mal gusto de comparar. El hombre compara una novia con otra. La mujer compara un hombre con otro. El maestro compara a un alumno con otro, a una alumna con otra, como si todos sus alumnos no mereciesen el mismo respeto. Realmente la comparación es abominable.
Quien contempla una bella puesta de Sol y la compara con otra, no sabe realmente comprender la belleza que tiene ante sus ojos.
Quien contempla una bella montaña y la compara con otra que vio ayer, no está realmente comprendiendo la belleza de la montaña que tiene ante sus ojos.
Donde existe comparación no existe el Amor Verdadero. El padre y la madre que aman a sus hijos de verdad, jamás los comparan con nadie, les aman y eso es todo.
El esposo que realmente ama a su esposa, jamás comete el error de compararla con nadie, la ama y eso es todo.
El maestro o la maestra que ama a sus alumnos y alumnas, jamás los discriminan, nunca les comparan entre sí, les aman de verdad y eso es todo.
La Mente tiene muchas profundidades, regiones, terrenos subconscientes, recovecos, pero lo mejor es la Esencia, la Conciencia, y está en el centro.
Cuando el dualismo se acaba, cuando la Mente se torna íntegra, serena, quieta, profunda, cuando ya no compara, entonces despierta la Esencia, la Conciencia, y ése debe ser el objetivo verdadero de la Educación Fundamental.
Distingamos entre Objetivo y Subjetivo. En lo Objetivo hay Conciencia Despierta. En lo Subjetivo hay Conciencia Dormida, Subconsciencia.
Sólo la Conciencia Objetiva puede gozar el Conocimiento Objetivo.
La información intelectual que actualmente reciben los alumnos y alumnas de todas las escuelas, colegios y universidades es Subjetiva en un ciento por ciento.
El Conocimiento Objetivo no puede ser adquirido sin Conciencia Objetiva
Primero debemos llegar a la Auto-Conciencia y después a la Conciencia Objetiva.
Sólo por el camino del Amor podemos llegar a la Conciencia Objetiva y al Conocimiento Objetivo.
Es necesario comprender el complejo problema de la Mente si es que de verdad queremos recorrer el Camino del Amor. *
Jorge Casal
Revista Thelema
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