sábado, 30 de enero de 2010
VIVIR SIN MIEDO
El miedo es una emoción humana que a veces puede ser beneficiosa. El miedo es útil mientras nos avisa del peligro y nos obliga a actuar con cautela pero, cuando acaba convirtiéndose en una emoción con poder paralizante que nos inquieta e impide evolucionar, resulta necesario ponerle remedio rápido. El miedo puede hacernos desconfiados o paralizarnos. La manera habitual que utilizamos para escapar del miedo es huir de esas situaciones que nos asustan. Sin embargo, evitándolo, únicamente conseguimos reforzarlo con la idea de que puede más que nosotros.
Los temores van apareciendo y se suelen ir superando con cada edad, pero a veces esas percepciones de peligro o inseguridad se instalan en nuestro interior durante demasiado tiempo. En ocasiones, los miedos que acaban por obsesionarnos se reflejan en nuestro cuerpo y en los comportamientos físicos. Principalmente, son una fuente de molestias como la ansiedad, dolor de cabeza, insomnio, depresión, dolores en el pecho, estrés…
Cada persona tiene una forma de enfrentarse al miedo. Hay una serie de factores que son decisivos a la hora de activar los pensamientos y emociones: la herencia genética, las capacidades, la educación, desarrollo evolutivo, el entorno, etc. Lo primero que hay que hacer es reconocer el problema para después tomar decisiones. Es bueno plantearse preguntas como ¿A qué tengo miedo?, ¿Hasta que punto soy capaz de enfrentarme a mis miedos? Cuando hayas respondido a estas preguntas siendo sincero contigo mismo podrás empezar a hacerle frente, siempre con calma y serenidad y contando con el apoyo de las personas más cercanas.
Una manera de vencer el miedo en el momento en que nos acecha es relajándonos y apartando de nuestra mente los pensamientos que intensifican ese miedo. Convéncete de que nada malo va a pasarte y de que no es más que una sensación irracional que puedes vencer con entereza y valentía. Ten presente que las reacciones de miedo pueden llegar a cambiarse con razones y acciones que lo neutralicen.
Cuando te invada el temor, debes intentar mantener la calma y empezar a apartar de tu cabeza los pensamientos que te están provocando ese miedo. Haz un esfuerzo por controlar tu mente e intenta sustituirlos por pensamientos positivos. También puedes hablar con algún amigo de aquello que temes.
Utiliza la relajación como instrumento para superar el miedo que te producen determinadas situaciones; te resultará muy útil. Para practicarla, evoca una escena agradable en tu mente (por ejemplo, una playa tranquila) o trata de respirar de manera acompasada y profunda. Este sencillo ejercicio te servirá para saber reaccionar con más seguridad y control ante lo que habita en tu mente.
Enfréntate a la situación porque es la única manera de aprender de verdad. Ármate de valor y empieza a responder sin miedo ante aquello que te ha estado paralizando durante muchos momentos a lo largo de tu vida. En los dos casos comentados antes, es importante ir poniendo esta actitud en práctica de forma progresiva.
Aumenta tu coraje porque, mientras temas lo desconocido y ello te paralice y limite a la hora de actuar, estarás distaciándote de toda posibilidad de crecimiento y desarrollo. Hacer algo distinto, salir de la rutina, tiene muchas ventajas. Y si no va bien, piensa que de los fracasos se aprende.
No hay comentarios:
Publicar un comentario