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sábado, 13 de diciembre de 2008

CONTINUACIÓN DEL LIBRO LA MEDICINA DE LA ENERGÍA


POR QUÉ LAS PERSONAS NO SANAN…
La «heridalogía» y el fuego sanador
A fines de la primavera de 1988, llegué a la comunidad de Findhorn, en el
nordeste de Escocia, para dirigir un taller sobre curación. En aquel momento de mi
carrera, la mayoría de personas que asistían a mis talleres venía en busca de una
curación personal. Esperaban que yo, como intuitiva médica, les facilitara su curación directamente, asignándoles una lectura particular y estableciendo un tratamiento adecuado. (Hoy en día, mis talleres están llenos de personas seguras de sí mismas que desean ser más intuitivas por medio del lenguaje de los chakras, y así poder sanar sus dolencias y su vida, o bien de profesionales que desean aprender cómo
sanar a otras personas).
Aunque yo no soy una sanadora, estaba encantada de atenderles, por supuesto, y procuraba ayudarles en la medida de lo posible. Con frecuencia, mis lecturas sirvieron para confirmar las sospechas y las intuiciones que esas personas tenían sobre sí mismas y los cambios que debían realizar en su vida. A veces esas lecturas propiciaban un proceso interno de curación física y espiritual. No obstante, en aquella época, tanto la gente que participaba en mis talleres como yo misma estábamos convencidos de seguir el camino adecuado. A fin de cuentas, la curación
y la salud se habían convertido en el núcleo de la cultura holista o de concienciación psíquica y en el centro de mi vida. Prácticamente todas las personas con las que traté, tanto profesional como personalmente, me dijeron que deseaban convertirse en sanadoras o que necesitaban a un sanador, que habían decidido acudir a un nuevo sanador o que creían estar destinadas a convertirse en sanadoras en cuanto
hubieran completado su curación.
Me gustaba viajar por el mundo y conocer a personas entregadas a su labor espiritual, que me necesitaban tanto como yo a ellas, y me encantó Findhorn, una
comunidad formada por unas trescientas personas que compartían una vida cooperativa, dedicada al cultivo de productos naturales, y un profundo respeto por todos los caminos espirituales. Algunos miembros de la comunidad residen en un edificio encantador de principios de siglo transformado en hotel; otros habitan en un
hermoso parque situado junto a la bahía de Findhorn. La agreste belleza de las tierras altas de Escocia, combinada con la dedicación espiritual de la comunidad,
convierten a Findhorn en un lugar extraordinariamente atractivo. Cada vez que lo
visito me parece recibir una carga energética que me produce fuertes intuiciones, y
la visita de 1988 no fue una excepción. Pero en esa ocasión las intuiciones se
produjeron de forma insólita.
Antes de iniciar el taller, que debía durar una semana, quedé para almorzar
con mi querida amiga Mary. Como llegué al comedor antes de lo previsto, me senté
a tomar un té con dos señores que estaban allí. Mary apareció al cabo de un rato y
cuando se acercó a nuestra mesa le presenté a mis acompañantes. Mary estaba extendiendo la mano para saludarlos cuando Wayne, otro miembro de la comunidad
de Findhorn, se acercó a ella y le preguntó:
— ¿Estás ocupada el ocho de junio, Mary? Necesitamos que alguien acompañe a un invitado que viene a pasar el día en Findhorn.
El tono de !a respuesta de Mary fue tan revelador como su extensión.
— ¿El ocho de junio? —Replicó con brusquedad—. ¿Has dicho el ocho de junio? —Roja de indignación, Mary continuó—: ¡Ni pensarlo! El ocho de junio tengo la reunión del grupo de apoyo para victimas de incesto y nunca, nunca faltaría.
Cuentan con mi presencia. Las víctimas de incesto nos apoyamos mutuamente. Si
no ¿quién más lo hara?
Mary continuó protestando durante unos minutos, pero eso es lo que recuerdo con precisión. Me chocó la elaborada respuesta que había desencadenado en Mary una pregunta tan simple como si estaba ocupada en determinada fecha. Wayne pareció no darse cuenta de la curiosa reacción de Mary, simplemente; le dio las gracias y se marchó. Pero yo me quedé estupefacta. Mas tarde, mientras almorzábamos, pregunté a Mary:
—¿Era preciso que, al responder a la pregunta de Wayne, informaras a esos tres hombres que, de joven, habías sido víctima de un incesto, que sigues resentida contra todo el género masculino y que intentaras controlar el tono de la conversación con tu ira? Lo único que te ha preguntado Wayne era si estabas ocupada el ocho de junió, y, como respuesta, les das a esos tres hombres un mini cursillo de terapia. Habría bastado con un sí o un no.
Mary me miró como si la hubiera traicionado. Se puso tensa y repuso con frialdad y en un tono claramente defensivo:
—He respondido de esa forma porque soy una víctima de incesto.
A continuación dejó de comer, se apartó de la mesa y lanzó la servilleta sobre el plato, para indicar que el almuerzo había concluido; al igual que nuestra amistad,
aunque en aquellos instantes no me percaté de ello.
—Mary, cielo —contesté, suavizando un poco mi tono—, sé que has sido víctima de un incesto, pero lo que intento comprender es por qué te ha parecido necesario contar a dos extraños y a Wayne tu historia, cuando lo único que él quería saber era si podías ayudarle el ocho de junio. ¿Es que pretendes que esos hombres te traten o te hablen de una forma especial? ¿Por qué se te ocurrió mostrar tus heridas a unos extraños que acababas de conocer?
Mary me contestó que yo no podía comprenderlo porque no había soportado lo que ella y otras muchas víctimas de incesto habían padecido, pero que esperaba que una amiga se mostrara más comprensiva. Yo repuse que lo que le pedía no tenía nada que ver con su supuesta falta de comprensión. De pronto noté la separación de energía entre nosotras y comprendí que para salvar nuestra amistad tenía que hablarle en «el lenguaje de las heridas», observar unas reglas específicas sobre cómo debe comportarse una amiga comprensiva, y tener siempre presente que Mary se definía a sí misma a través de una experiencia negativa.
Además de ese doloroso episodio de su infancia, Mary arrastraba también una historia de dolencias crónicas. Padecía un dolor constante, algunos días emocional, otros físico. Aunque era amable y siempre estaba dispuesta a ayudar a sus amigos, prefería la compañía de personas que hubieran sufrido algún trauma en su infancia.
Aquel día, durante nuestro almuerzo, comprendí que Mary necesitaba estar con gente que hablara su mismo lenguaje y compartiera la misma mentalidad y conducta. Se trata de una acritud que denominé «heridalogía». Desde entonces, me he convencido de que cuando nos definimos mediante nuestras heridas perdemos nuestra energía física y espiritual, y corremos el riesgo de enfermar.
Aquel día tuve la sensación de que me habían catapultado fuera del ambiente sanador de Findhorn y de su movimiento de toma de conciencia psíquica, y lo contemplara como una extraña. Aunque no había observado con anterioridad esa mentalidad y esa conducta ni en Mary ni en ninguna otra persona, curiosamente, el día siguiente se produjo en mi taller una versión en miniatura del incidente ocurrido con Mary en el comedor.
Llegué con veinte minutos de antelación para preparar mi presentación y vi a una mujer sentada sola. Me senté junto a ella y le pregunté:
— ¿Cómo te llamas?
Es lo único que le pregunté. Pero la mujer, sin mirarme, respondió:
—Soy una víctima de incesto, pero he cumplido cincuenta y seis años, y he superado el trauma. Formo parte de un grupo de apoyo maravilloso y algunos nos reunimos una vez por semana como mínimo, lo que me parece esencial para nuestra curación.
La mujer aún no me había dicho su nombre, así que le pregunté de nuevo:
— ¿Cómo te llamas?
Pero ella no me contestó directamente. Parecía como ausente. Me dio la sensación de que llevaba mucho tiempo preparándose para decir algo en público, y ahora, que tenía oportunidad de hacerlo, no era capaz de oír ninguna pregunta que no estuviera relacionada con su tema. En lugar de decirme su nombre, me explicó que le encantaba asistir a talleres como los míos porque la gente se sentía libre de
hablar sobre su pasado, y que confiaba en que yo permitiera a los asistentes compartir sus historias personales con los demás. Le di las gracias y salí de la
habitación: necesitaba unos momentos a solas para poner en orden mis pensamientos.
Conocer a esa mujer al día siguiente del incidente con Mary no fue una coincidencia. Yo creo que ocurrió para obligarme a tomar conciencia en que medios son en los que confiamos para sanar nuestra vida, sientos éstos por medio de la terapia y los grupos
de apoyo. Según pude comprobar, muchas personas que se hallan en un «proceso» de curación se sienten al mismo tiempo bloqueadas. Se esfuerzan por hacer frente a
sus heridas valientemente, tratan de dar un significado a experiencias traumáticas
anteriores y profesan un compasivo entendimiento hacia las personas que comparten sus heridas. Pero no se curan. Han redefinido su vida a partir de sus heridas y del proceso de aceptación. No se esfuerzan en superar sus heridas. De hecho, se hallan bloqueadas dentro de ellas. Después de haber oído a tanta gente hablar en heridalogía, creo que estaba destinada a poner en tela de juicio ciertas suposiciones que muchos otros y yo creíamos a pies juntillas, en especial la de que
todas las personas que están heridas o enfermas desean recobrar la salud.
En aquellos momentos, me pareció como si me hubieran dado unas gafas mágicas con las que contemplar la conducta de las personas que asistían a mi taller.
No tardé en constatar que el lenguaje de la heridalogía también se hablaba fuera de
Findhorn. Existen muchas personas en el mundo que confunden el valor terapéutico
de expresar sus traumas y necesidades con el derecho de manipular a otros con sus
heridas. En lugar de considerar el hecho de poner sus heridas al descubierto como
una primera etapa del proceso de curación, las utilizan como una bandera; y a sus
grupos, como familias y naciones.
¿Cómo hemos llegado a esta situación? Hace poco más de una generación, nuestra sociedad estaba estructurada de tal forma que a la gente le resultaba difícil expresar sus necesidades psicológicas y emocionales más inocentes. Hoy en día, la
gente luce sus heridas más profundas como una medalla al valor. ¿Cómo hemos llegado a este punto? Para explicarlo, debo retroceder un poco en el tiempo.

LA REVELACIÓN DEL MUNDO INTERIOR
Inicié mi trabajo como intuitiva médica en 1983, cuando empecé a intuir enfermedades en otras personas. En aquella época, carecía de una formación profesional, pero había fundado, con otra gente, una editorial dedicada a libros relacionados con la conciencia psíquica, la salud y la medicina alternativa o complementaria. La editorial publicaba relatos en primera persona sobre curaciones junto a obras de autores con una orientación científica que escribían sobre las últimas novedades y hallazgos en tratamientos médicos que entonces se consideraban alternativos. Esos años en que trabajé como editora e intuitiva médica me proporcionaron una educación complementaria tan rica, que ahora pienso que esta formación personal debía de estar dirigida por una fuerza superior.
Los innumerables manuscritos que recibíamos relatando historias personales revelaban el profundo temor que sienten las personas al enfrentarse a una enfermedad terminal. Pero muchas historias mostraban, al mismo tiempo, el poder del espíritu humano para catalizar un proceso de sanación capaz de restituir la fuerza vital, otorgar significado a una dolencia y curar una enfermedad crónica o presuntamente terminal. De vez en cuando, llegaba a mis manos el manuscrito de un paciente que había perdido la batalla por la vida física pero había conquistado una profunda paz interior, la sensación de haber completado su vida y estar dispuesto a pasar al estado siguiente: la muerte del cuerpo.
Nuestra cultura, a principios de los años ochenta, estaba ávida de métodos curativos y buscaba la experiencia o estado anímico que encendiera un fuego sanador. Cuando yo inicié mis talleres, en 1984, el campo de la medicina alternativa había establecido un nuevo vocabulario para describir la curación psicológica y emocional. La gente hablaba abiertamente sobre su salud física, mental y espiritual.
Compartir los detalles del pasado de uno se convirtió en una práctica habitual, y la
gente comentaba sin recato sus experiencias de incesto y abusos sexuales. Los límites sociales que, con anterioridad, habían delimitado lo que era aceptable socialmente, se habían disipado dando paso a una nueva forma de intimidad instantánea.
Esta nueva intimidad surgió de la cultura terapéutica de los años sesenta. Con anterioridad, los secretos de familia, informes financieros, afiliación política,
problemas laborales y rumores sobre quién se acostaba con quién eran considerados una información «íntima», compartida sólo por miembros de la familia y allegados. Hasta el hecho de preguntar a alguien a qué candidato presidencial había votado era considerado una pregunta extremadamente personal. Se consideraban temas difíciles de comentar abiertamente, incluso con amigos de confianza: antes de los años sesenta carecíamos de vocabulario para compartir con otros el contenido más íntimo de nuestra vida emocional. Las necesidades emocionales personales aún no se habían introducido en nuestra cultura. No estábamos acostumbrados a hablar de nuestras experiencias psicológicas más profundas, y creíamos que bastaba con cumplir con nuestro trabajo y nuestras responsabilidades familiares para satisfacer nuestras necesidades físicas y emocionales básicas.
Además, con anterioridad a los años sesenta la sociedad consideraba que las personas que acudían a un psiquiatra padecían trastornos psíquicos. La noción de superar un
trauma por medios terapéuticos no se había impuesto en la sociedad, por lo que la
gente creía que cualquier trastorno no físico equivalía a una enfermedad mental. Las
personas temían hurgar en las regiones recónditas de la mente y el corazón, y se
resistían a explorarlas. Quienes lo hacían adquirían fama de rebeldes, excéntricos,
misticos, eremitas o marginados. La mayoría de la gente no quería saber nada de sus fuerzas internas y vivía convencida de que si su mundo externo era estable, su mente y su corazón alcanzarían de forma natural un cierto grado de satisfacción.
La era terapéutica generó una nueva dimensión de pensamiento: nos reveló nuestro mundo interior. Cada paso que dábamos nos aproximaba a nuevas percepciones sobre nosotros mismos, las cuales derribarían las barreras que habíamos erigido en torno a nuestra psique y nuestras emociones. El concepto de «nosotros creamos nuestra realidad» se puso de moda. La fascinante idea de que poseemos un poder decisivo, personal y espiritual arraigó en la imaginación popular, y la «auto responsabilidad» se convirtió en un nuevo término de poder. Aplicábamos esos criterios a cada aspecto de nuestra vida, y muy especialmente al proceso de curación.
La gente anhelaba «levantarse y proclamar» no sólo que estaba enferma sino que era responsable de su enfermedad, como si esa confesión pública tuviera en sí misma un poder que garantizara la curación. En mis talleres y otros a los que asistí, las personas, tras describir la enfermedad que padecían, se apresuraban a añadir:
«Sé que es mi responsabilidad.» Si antes se consideraba tabú comentar en público
nuestras emociones, en ese momento había pasado a ser un requisito imprescindible para curarnos.
Animada por la noción de que sus dolencias físicas eran consecuencia de una herida emocional, la gente se ponía a hurgar en su vida interior a fin de exorcizar toda actitud, recuerdo o pensamiento negativo. Creía que si lograba rescatar ese impulso emocional secreto, o liberar esa experiencia infantil negativa, su sistema biológico le recompensaría restituyéndole la salud. Prácticamente todas las personas que conocí durante esos años estaban convencidas de que les bastaba con profundizar en las zonas recónditas de su psique para recuperar la salud.
Curiosamente, todos los asistentes a mis talleres que llevaban a cabo ese rito
espontáneo de confesión pública irradiaban entusiasmo y esperanza. En ocasiones, cuando su pasado era extremadamente dramático, su confesión arrancaba encendidos aplausos del resto de participantes.
Yo también creía, al igual que los asistentes a mis talleres, que la clave de la
curación física se ocultaba en la psique. Estaba convencida de que poseíamos una
energía interior que contenía el combustible necesario para reorganizar nuestra
bioquímica y reconstruir nuestro cuerpo.
En ocasiones una persona que había logrado superar una enfermedad —que no sólo había conseguido que la enfermedad remitiera sino que se había curado por completo— se convertía, en nuestros talleres, en una celebridad. Durante las pausas, todos nos congregábamos en torno a la persona que se había curado a sí misma para preguntar:
«¿Cómo lo has conseguido?» Yo también estaba pendiente de su respuesta, impaciente por averiguar un nuevo y extraordinario tratamiento, programa nutricional o psicoterapia, que garantizara la curación.
Esos auto sanadores atribuían su éxito a múltiples factores, entre ellos: cambio
de dieta, terapia de vitaminas, baños de lodo, hipnosis, recuerdos de experiencias
anteriores, ejercicios físicos y limpieza del colon. En la mayoría de los casos,
describían unos tratamientos que afectaban conjuntamente al cuerpo, la mente y el
alma. Al margen del tratamiento o programa nutricional que describieran, el mayor
regalo que esos auto sanadores hacían al resto del grupo era la esperanza. Los que
lograban recuperar la salud eran considerados una prueba viviente de que el esfuerzo
personal encaminado a descubrir los secretos de la psique y a sanar — asistiendo a talleres, leyendo libros y aprendiendo a expresarse—llevaba invariablemente a una total curación.

EL PUNTO DE INFLEXIÓN
Por razones que tal vez jamás llegue a entender, en 1988 se produjo un cambio súbito en las creencias y los criterios sobre la curación, por lo menos entre los grupos en los que yo me movía. En aquella época, yo dirigía talleres en varios países, pero aquel año me encontré con la misma reacción en todas partes: los asistentes a los talleres no sólo deseaban sanar, sino que querían saber por qué no se curaban.
Habían probado numerosos tratamientos alternativos, pero seguían sin tener éxito. El entusiasmo que despertara la búsqueda personal del tratamiento adecuado, la mágica combinación de tratamientos de cuerpo y mente, había dado paso a una terrible frustración y a una persistente pregunta: « ¿Qué ocurre? ¿Por qué fracasan todos los tratamientos?» La desesperación que sentían era enorme. No recuerdo las veces que alguien me preguntó: « ¿Crees que se trata de un castigo divino?» En aquel entonces, yo no tenía la respuesta adecuada, sólo la socorrida: «Ten fe y persiste con el tratamiento.No te conviene adoptar una actitud negativa.» Sin duda eso les resultaba tan útil como si yo les hubiera dicho: «No pienses en los peces de colores.» Quizás incluso aumentara el sentimiento de culpabilidad que tenían respecto de su enfermedad.
Ciertamente, la fe y el optimismo son factores importantes a la hora de resolver
cualquier crisis vital, incluso una enfermedad. En cualquier caso, en 1988 la gente
había comenzado a perder la fe en la medicina holista y en la auto-responsabilidad,
y comenzaba a recurrir a las supersticiones de lo que yo denomino la mentalidad
tribal. Sospechaban que eran víctimas de un castigo por alguna falta terrible que
habían cometido; consideraban su enfermedad o su sufrimiento como una condena divina. Debo reconocer que yo me sentía tan perpleja como ellos. Mientras observaba sus denodados esfuerzos por sanar, empecé a pensar que quizá se estaban equivocando en algo, que tal vez, no debían curarse, o que aún no se había descubierto el tratamiento adecuado...

EL PODER SEDUCTOR DE LAS HERIDAS
A raíz del fatídico almuerzo con Alary en Findhorn, y posterior encuentro con la
víctima de incesto en mí taller, empecé a vislumbrar en dónde residía el problema.
Durante ios años siguíentes, me centré en mi idea de la heridalogía. Aprendí a leer
entre líneas en lo que decían los asistentes a mis talleres. Empecé a discernir cuando una persona se hallaba en un estadio concreto del proceso de curación, en
el cual requería un testigo, cuando alguien había descubierto el valor «comercial» de
su herida, es decir, su valor manipulador.
—Cuantío aprendas una nueva palabra, escucha con atención —me había dicho mi tía favorita, siendo yo niña—, porque comprobarás que todo el mundo la utiliza.
Mi tía tenía razón, y en cuanto empecé a comprender la heridalogía, constaté que la mayoría de asistentes a mis talleres conversaba en ese nuevo lenguaje, mientras compartían abiertamente sus historias personales con otros participantes.
En ocasiones, esos intercambios asumían un cariz competitivo y daba la impresión de que una persona trataba de eclipsar las experiencias dolorosas de otra.
El hecho de compartir experiencias traumáticas y heridas se había convertido en un nuevo lenguaje en la intimidad, el medio de desarrollar confianza y comprensión.
El intercambio de revelaciones íntimas, que en principio había servido para establecer el necesario diálogo entre terapeuta y cliente, se había convertido en un
rito de unión para personas que acababan de conocerse. En cierta ocasión, conocí a
una mujer que, tras el saludo de rigor, se apresuró a explicarme que para ella las
«normas» de la amistad se basaban en que la gente «respetara sus heridas-.
Cuando le pedí que me aclarara el significado de sus palabras, respondió que había
comenzado a procesar todas las violaciones que había padecido de niña, y que durante el proceso de curación experimentaba frecuentes cambios de ánimo y crisis depresivas. El «respetar sus heridas» significaba que los demás respetaran sus altibajos emocionales en lugar de criticarlos. En definitiva, esa mujer reclamaba el
derecho a imponer el tono de cualquier acto soda] en el que participara. Si se
hallaba en un «momento bajo», confiaba en que su grupo de apoyo no introdujera una nota de humor en el ambiente sino que se adaptara a su estado anímico. Cuando le pregunté cuánto tiempo creía que iba necesitar ese nivel intensivo de ayuda, repuso:
—Quizá varios años, en cuyo caso espero que mi grupo de apoyo me conceda ese tiempo.
Este tipo de autoritarismo social puede ser muy poderoso, incluso crear adicción; la curación no requiere esa exhibición de autoridad. Cuando pregunté a esa mujer qué motivos tenía para curarse, dado «lo bien que llevaba su mal», por así decir, se sintió ofendida por mi pregunta y mi incapacidad de «respetar sus heridas». Aunque traté de explicarle que trataba sinceramente de comprender su proceso de curación, no respondió a mi pregunta.
La gente utiliza la heridalogía para entablar intensas relaciones románticas.
Muchas personas me han confesado que asisten a mis talleres más por el deseo de contacto social que por una necesidad de sanar. Dada la soledad que invade nuestra
cultura, cuando dos personas solteras y sin compromiso se conocen en un taller, a
menudo confunden la intimidad de la información que intercambian con un vínculo
romántico. Algunas personas, que yo denomino «las del paso trece», utilizan los
grupos de apoyo que siguen un programa terapéutico de doce pasos para -«ligarse»
a posibles compañeros sentimentales, cuando éstos atraviesan una fase anímica que les hace extremadamente vulnerables.
Muchos asistentes a mis talleres describen a su «alma gemela» como la persona que comprende el dolor emocional que han experimentado de niños. Ese lazo puede parecer romántico en las primeras fases de una amistad, pero lo cierto es que se basa en un hecho traumático, en dolor y temor. En estos casos, el dolor se convierte en un factor indispensable para mantenerse unidos y necesitarse mutuamente, y la curación constituye una amenaza para ese lazo. Inevitablemente, la relación corre un serio peligro cuando uno de los dos decide que ha llegado el momento de liberarse del pasado y seguir adelante.
No me mal interpreten:todo tipo de grupos de ayuda, desde los AA hasta los programas de doce pasos, pasando por la gente que ayuda a las personas que perdieron a su padre o su madre de niños, proporcionan un apoyo vital. El hecho de compartir heridas, evidentemente, establece un clima de liberación entre los miembros del grupo —en ocasiones, por primera vez en sus vidas— y les permite evocar recuerdos dolorosos y explorar sus sentimientos y temores junto a unos compañeros comprensivos que les apoyan sin juzgarles.
El ambiente cálido y comprensivo, que constituye prácticamente una consecuencia automática de este nivel de intercambio de experiencias, ofrece, asimismo, a los miembros del grupo una vida social que antes de asistir a sus talleres no tenían. Otra amiga mía, Jane, me dijo en cierta ocasión: —Las personas de mi grupo de apoyo se han convertido en mi nueva familia. No me juzgan como lo hace mi familia biológica. Ahora ya no necesito acudir a mi familia.
Ciertamente, la intención que anima a esos grupos de apoyo es honrosa y merece nuestro aplauso; muchas personas se han beneficiado y siguen beneficiándose de su participación en ellos.
Sin embargo, aparte del apoyo que ofrecen, existe otra dinámica que me hace cuestionar su valor terapéutico. Las personas para quienes el grupo de apoyo se ha
convertido en una parte importante de su vida social desea, naturalmente, continuar
formando parte del mismo indefinidamente. Pero debido a que el criterio implícito
para seguir siendo miembro del grupo es que se debe necesitar continuamente su
apoyo, es preciso aceptar el mensaje; no explícito que el grupo transmite: -». Es decir, para seguir formando parte de un grupo de apoyo uno debe «permanecer separado» de otros amigos y de su familia.
Esta dinámica me recuerda un célebre dicho de Buda:
—Mis enseñanzas son una balsa destinada a ayudarte a cruzar el río. Cuando alcances la otra orilla, abandónala y sigue adelante con tu vida.
La «otra orilla» era la metáfora que empleaba Buda para describir la iluminación, la meta de todas sus enseñanzas, Una vez iluminado, sigue adelante con tu vida, no cargues constantemente con la balsa.
No tenemos por qué cargar continuamente con nuestras heridas. Debemos ir más allá de nuestras tragedias y desafíos, y ayudarnos mutuamente a superar los numerosos episodios traumáticos que jalonan nuestra vida. Si permanecemos atrapados por el poder de nuestras heridas, impedimos nuestra transformación.
Pasamos por alto los grandes dones inherentes a nuestras heridas: la fuerza de
superarlas y las lecciones que podemos aprender mediante ellas. Las heridas
constituyen el medio a través del cual penetramos un el corazón de otras personas.
Nos enseñan a ser compasivos y prudentes.
¿Qué ocurriría, por ejemplo, si los miembros del grupo de Jane le dijeran que su papel sólo consistía en procurarle la fuerza necesaria para resolver sus problemas con su familia, en lugar de convertirse ellos mismos en su familia sustitutiva? Supongamos que le dijeran que mientras Jane se empecinara en no tener tratos con su familia lo que hacía era huir en lugar de curarse, y que disponía de un plazo limitado durante el cual, el grupo le ayudaría a desarrollar las técnicas necesarias para resolver sus diferencias con su familia. Al término de ese plazo, Jane debería incorporarse de nuevo a su familia biológica para valorar su fuerza y su energía, para ver si le era posible relacionarse con ellos sin esperar ni necesitar su aprobación. Si era capaz de conseguirlo, habría curado su mayor herida.
Yo se lo sugerí Jane, pero ella se puso de inmediato a la defensiva. Para ella,
abandonar a su nueva familia significaba caer en un agujero negro emocional.
Estaba tan unida a su grupo de apoyo que no creía ser capaz de seguir adelante sin él. Su grupo representaba mucho más que una reunión semanal: era el centro de su vida social. Jane no concebía «acabar» con ellos, aunque ellos le exigieran seguir
«activamente herida» y en necesidad de curación.

SU «CUENTA CORRIENTE CELULAR»
Para comprender las peligrosas implicaciones de la heridalogía, en primer lugar debemos examinar la naturaleza de la energía que anima nuestra vida en la tierra. Cada uno de nosotros posee centenares de circuitos de energía conectados entre sí, una energía que diversas culturas han denominado de forma diferente: el aliento divino de la vida que late en cada uno de nosotros. Lo que los indios llaman prona y los chinos chi'i, los cristianos lo denominan llama del Espíritu Santo, y los
secularistas, vitalidad o fuerza vital. Podemos pensar que esta energía penetra en
nosotros desde el universo, desde Dios o desde el Tao y, a medida que fluye a
través de nosotros, nos proporciona la savia que precisamos para alimentar nuestro
cuerpo, nuestra mente y nuestras emociones, además de para controlar nuestro
medio exterior. Todo en nuestra vida —cada pensamiento, cada acción en la que
participamos—• requiere esta energía. Aunque todos poseemos esa fuerza vital, que
fluye a través de nosotros, seamos conscientes de ello o no —al igual que Dios
«hace salir el sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia sobre justos e injustos»
(Mateo 5,45)—, podemos maximizar nuestra cantidad de energía y el uso que hacemos de ella. En efecto, potenciar nuestra conciencia psíquica significa ser conscientes del flujo de fuerca vital que fluye a través de nosotros, y de nuestra capacidad de dirigirla hacia determinadas zonas del cuerpo, sin por ello retirarla involuntariamente de otras.
Imagine este flujo de energía como una asignación equivalente a cien dólares
diarios. Su labor consiste en aprender a invertir bien ese capital, porque sus inversiones pueden proporcionarle grandes intereses o hacer que se endeude.
Evidentemente, unas inversiones positivas le rendirán unos ingresos positivos, no
sólo incrementando su energía sino creando una energía adicional. Las inversiones
negativas, por el contrario, le ocasionarán deudas. Si la deuda es mayor que su
asignación diaria, tendrá que pedir un préstamo. En términos energéticos, deberá tomar energía prestada.
Esta cantidad adicional de energía puede obtenerse de dos fuentes. Una es la
energía de otras personas, con las cuales usted se comporta de forma parasitaria a
fin de obtener la energía necesaria para alimentar su sistema físico y emocional.
Esta utilización de la energía de los demás crea adicción, y hace que usted se vuelva cada día más incapaz de valerse por sus propios medios y más dependiente de los demás. Necesita de los demás para potenciar su autoestima y para que le indiquen cómo debe vivir, comportarse o pensar, porque carece de la energía necesaria para crear su propia vida. Esta fuente de energía suele ser de corta duración, porque las personas que se la proporcionan no tardan en darse cuenta de que el hecho de estar con usted les hace sentirse agotadas, faltas de energía, y le rehuirán.
La otra fuente de capital energético adicional son los recursos energéticos que usted posee en sus tejidos celulares. Todas las células de su cuerpo deben cargarse
de energía diariamente para sobrevivir, al igual que también necesitan agua todos
los días. Debe emplear su asignación diaria de capital energético en alimentar su
sistema físico y emocional. Si mantiene su cuerpo en perfectas condiciones puede
alimentar su creatividad, sus relaciones su necesidad vital de optimismo. Pero cuando extrae demasiada energía de su cuenta corriente celular, se endeuda.
Cuanto mayor es la deuda más se debilita su tejido celular. Si no modifica este esquema, saldando sus deudas con la asignación diaria de energía, corre el riesgo
de enfermar.
El seguir aferrado a los acontecimientos negativos de nuestro pasado resulta caro, prohibitivamente caro. Es como tratar de mantener vivos a los muertos, y exige una tremenda cantidad de energía. Cuando experimentamos un trauma, la naturaleza nos proporciona unos fondos adicionales, por así decir, para protegernos durante ese período de crisis, pero se trata de un «préstamo» limitado. Ningún préstamo dura eternamente, y la señal de que debemos saldar el préstamo es que comenzamos a sentir que el tiempo se ha detenido, que nuestra vida se ha estancado.
Cuando nos negamos a librarnos del dolor que albergamos en nuestro sistema, caemos en la depresión. La energía tóxica de la depresión alimenta nuestras actitudes negativas hacia los demás y agota nuestros recursos energéticos. Comenzamos a proyectar las causas de nuestro fracaso sobre los demás y les achacamos la culpa de nuestra desgracia. Esta respuesta irresponsable a nuestros problemas se convierte en una actitud rutinaria. Nos aferramos a las relaciones ya los hechos negativos del pasado y del presente, porque así podemos considerarnos las víctimas y a todos los demás la fuente de nuestras desgracias.
La única forma de modificar ese esquema es librándonos de la carga del pasado, saldando esa deuda energética que ya no podemos mantener. El perdón es un medio de conseguirlo. Perdonar no significa restar importancia a lo ocurrido, o decir que no importa que alguien te haya violado. Significa librarnos de los sentimientos negativos que albergamos sobre ese hecho y sobre la persona o las personas que lo realizaron. Evidentemente, se trata de un proceso psicológico difícil y complicado. Pero existe una clara referencia al valor del perdón en el Evangelio cristiano: cuando Jesús perdona a sus asesinos mientras se halla en la cruz, como acto previo a
liberar la energía necesaria para que se cumpla la resurrección. Y al referirse a la
oración, que para Jesús consumía la clave de la comunión con lo Divino, dijo claramente: «Y cuando estéis orando, si tenéis algo contra alguien, perdonadlo para
que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone vuestros pecados»
(Marcos, 11:25). La energía divina no penetrará en nosotros mientras no estés dispuesto a perdonar y a seguir adelante con tu vida.
El perdón posee un valor extraordinario, pero no es el único medio de liberar energía. Algunos acontecimientos del pasado de los que debemos librarnos no son
hechos negativos sino episodios placenteros. Quizás no pueda usted librarse del hecho de que ya no tiene veinte años, de que ha cumplido cincuenta, u ochenta.Quizá no pueda librarse del recuerdo del aspecto juvenil que tenía antes, o de sus dotes atléticas, o de su agilidad mental. Esta incapacidad es otra forma de malgastar energía en el pasado. Una de mis mejores amigas era incapaz de librarse del recuerdo
de sus años en el instituto. En aquella época de su vida, creía tener el mundo
a sus pies y ser capaz de lograr lo que se propusiera. Pero después de dejar el
instituto, cada vez que se le presentaba una oportunidad, mi amiga hallaba un
pretexto para no aprovecharla. De hecho, temía no querer hacer nada en realidad.
Esa combinación de temor a participar en la vida y de aferrarse a un momento del
pasado, aparentemente lleno de posibilidades, llevó a mi amiga a la quiebra
energética y contrajo una enfermedad terminal. Veinte años después de la época del
instituto, seguía obsesionada con ella y era incapaz de avanzar. Hace unos años,
contrajo lupus —una enfermedad relacionada directamente con el temor a desprenderse del pasado— y murió.
Muchas mujeres que han cumplido los cincuenta o los sesenta se aferran a sus treinta, luciendo un estilo juvenil en lugar de reconocer que han alcanzado la edad
madura, o anciana, o senil. Los hombres de cierta edad hacen lo mismo: se compran un coche deportivo rojo y persiguen a mujeres de veinte años. Esas conductas son lógicas y tan nocivas para la salud como el no querer desprenderse de los hechos;
negativos del pasado. Se debe aceptar la etapa de la vida en la que se uno
encuentra y ser consciente de ello. Si es usted una persona de edad avanzada, no
tiene por qué pensar que esa etapa equivale a un deterioro, pero no puede vivir
lamentándose por haber perdido la juventud.
El rechazo a librarnos del pasado, ya se trate de hechos negativos o positivos,
significa el desperdicio de una parte de su cuota diaria de energía. Si comienza a
perder energía y no hace nada para recuperarla, su cuerpo físico se debilitará
inevitablemente. El problema puede comenzar de manera muy simple: usted empieza a sentirse decaído o nota que está falto de energía. Si no presta atención, eso puede llevarle a contraer una infección vírica, gripe, jaqueca, migrañas o náuseas. Si sigue perdiendo energía sin tomar medidas para evitarlo, esas pequeñas dolencias pueden degenerar en una enfermedad grave. Y, aunque es una idea que muchos rechazan, yo creo que la propensión a sufrir accidentes se debe añadir a este conjunto. La persona propensa a sufrir accidentes está endeudada energéticamente. Su sistema está descompensado y puede sufrir desde pequeñas desgracias hasta un accidente mortal. Esas personas deben aprender a reconocer sus días malos, o épocas —al igual que notamos que nos hemos resfriado y procuramos descansar más o tomar vitaminas—, porque, por ejemplo, no son el momento adecuado para acudir a una entrevista de trabajo o tomar una decisión importante.
Como intuitiva médica, yo distingo con más facilidad que otras personas un déficit de energía, aunque, tal como explico en Anatomía del espíritu, con un poco de práctica es posible aprender a diagnosticar esa pérdida de energía en uno mismo. Las lecturas diagnósticas que realizo consisten en la observación de los circuitos energéticos que fluyen a través de una persona y la «interpretación» de lo que me dicen. Observar un circuito energético es un poco como leer un electrocardiograma, donde uno busca algún blip que indique peligro. Yo retrocedo en el tiempo y, cuando observo un blip en el circuito, espero hasta obtener alguna impresión sobre lo ocurrido, que me revele en qué circunstancias la persona perdió parte de su espíritu.
Hace unos años, hice una lectura a una mujer que padecía un dolor crónico.
Cuando retrocedí once años en su pasado, sentí que había perdido a su hija en un
accidente de carretera. Esa es una desgracia y una herida totalmente legitima; de
hecho, nuestra sociedad probablemente la colocaría en terreno sagrado por considerarla la más grave de las heridas sociales.
Mientras yo observaba su circuito energético, la imagen de la herida cambió y
se convirtió en un bote de salvamento con numerosos pasajeros a bordo. La observé
durante unos minutos, hasta que de golpe comprendí que tenía ante mi a una mujer
extremadamente manipuladora que, por primera vez en su vida, había recibido una
herida legítima y no estaba dispuesta a renunciar a ella. ¿Lloraba la pérdida de su
hija? Por supuesto. Pero otra parte de su personalidad pensaba: «Esto no está mal.»
Esta mujer utilizaba la herida para legitimar el aspecto manipulador de su carácter.
He conocido a muchas personas que utilizan un trauma de su infancia y lo convierten en el derecho a manipular a los demás, a mostrarse amargadas o enojadas con el mundo entero. Esta mujer acabó reconociendo que era una persona carente de principios eticos en lo tocante a su negocio, y que cada vez que alguien le plantaba cara, ella esgrimía su herida para obligar a la otra persona a pedirle disculpas: «¡Dios mío! Perdóneme si la he contrariado.» Sinceramente, ¿quién es capaz de renunciar a ese tipo de poder?
De modo que yo le dije; —Sin duda la muerte de su hija representó para usted un dolor muy intenso y grave. Pero usted se ha beneficiado de esa trágica situación, y le ha sacado el máximo partido y no está dispuesta a renunciar a ella. Esta herida le ha proporcionado un poder que nunca tuvo antes.
La mujer reconoció que yo estaba en lo cierto. Pero pese a confesarlo, observé en su rostro que deseaba seguir aferrándose a su herida.
¿Por qué es tan difícil renunciar a una herida? Yo creo que todos nacemos con una serie de percepciones sobre «lo que creemos que es cierto». Una de esas percepciones es que si renunciamos a ciertas cosas nuestra vida cambiará. Y lo cierto es que tememos más el cambio que la muerte. En cierta ocasión, ofrecí una charla sobre ese tema en la Universidad de New Hampshire. Ante un público de unas seiscientas personas. Una mujer, de aspecto muy pacífico e incluso sumiso, me pidió que aclarara lo que estaba diciendo sobre renunciar a nuestro lenguaje de heridalogía. Yo repuse que nos negamos a renunciar a él porque se ha convertido en nuestro principal lenguaje de intimidad, y que todo lo demás —nuestras relaciones sentimentales, nuestra vida social— lo hemos creado en torno a nuestras heridas.
Para la mayoría de la gente, añadí, la idea de renunciar a ello es insoportable. En
ese momento, la mujer se levantó de un salto, como si hubiera recibido una descarga eléctrica, y gritó: —No me gusta lo que dice. No me gusta porque si renuncio a este lenguaje de heridas no tendré nada que decirle a nadie. ¡No me gusta ni pizca!

LA HERIDA SOCIAL
Los casos como el de esta mujer y el de Jane no son raros. La heridalogía se ha convertido en un fenómeno social que se extiende por todo el mundo, y representa un cambio en la conciencia global. Durante las cuatro últimas décadas, la sociedad americana se ha afanado en sensibilizarse ante la necesidad que tiene la gente de resolver sus traumas, pérdidas y violaciones personales. Nuestra cultura es más consciente de los trastornos emocionales postraumáticos, y del impacto de unas
violaciones emocionales y sexuales que, con anterioridad a los años sesenta,
eran prácticamente invisibles. La revolución sexual, el movimiento holista y la cultura Terapéutica han logrado que la mente tribal reconozca la magnitud criminal de esas violaciones personales, anteriormente consideradas menos traumáticas que los
daños físicos.
Una vez que la mente tribal —el nivel de conciencia social más primitivo, orientado hacia la supervivencia, identificado con la etnicidad, la nacionalidad y la realidad consensual— hubo reconocido las consecuencias psicológicas y emocionales de esas violaciones, reaccionó con la formación de grupos de apoyo para ayudar a las personas heridas emocionalmente con la promulgación de leyes que criminalizaban las violaciones psicológicas y emocionales. Estas y otras medidas terapéuticas eran correctas y muy necesarias.
Pero, seguramente debido a que las heridas emocionales son muy poderosas, las actitudes culturales han ido más allá de la adopción de medidas terapéuticas
adecuadas hasta llegar a una híper sensibilización ante las demandas y reivindicaciones de las víctimas. Maestros, médicos, sacerdotes, empresarios e
incluso miembros de la familia se ven, de pronto, obligados a andarse con extrema
cautela a la hora de tratar con niños o miembros del sexo opuesto, por temor a ser
acusados de conducta «impropia».
Yo misma, como organizadora de talleres terapéuticos, recibí un contrata que
contenía una cláusula sobre «una nueva política de acoso» en la que se identificaban nueve métodos de conducta reconocidos oficialmente como ofensivos (esto es, causantes de heridas). Esas conductas eran «sutiles y menos sutiles, y van desde contar chistes hasta tocar a otra persona, pasando por una conducta verbal ofensiva y por no informar sobre la conducta ofensiva de otra persona».
Evidentemente, las personas que fueron objeto de abusos sexuales y traumas en su juventud necesitan ayuda para hacer frente a su pasado y valorar sus actos.
Pero estos adultos tienen otras alternativas, aparte de asesinar a sus violadores.
Este tipo de medidas, aunque bien intencionadas, animan a “buscar” la herida en
encuentros sociales y «buscar» la conducta ofensiva en circunstancias totalmente
inocentes. Una sacerdote episcopaliana me explicó hace poco que se había llevado
un gran disgusto al enterarse de las nuevas medidas adoptadas por su iglesia, que
prohíben a los miembros de la parroquia abrazarse. —Como directora espiritual, con frecuencia toco a mis clientes para infundirles ánimo —dijo—. Ahora no sólo me prohíben tocarlos sino que debo dejar la puerta abierta durante las sesiones de dirección espiritual o confesión, que son totalmente privadas.
Su reacción ante esas medidas fue sacarse el titulo de masajista terapéutica para estar autorizada, por así decirlo, a tocar a sus clientes.
No pretendo decir que debamos pasar por alto los efectos de nuestras heridas en nuestra conducta cotidiana. Pero sí debemos evitar recrearnos en traumas
pasados, hasta el extremo de agotar las reservas energéticas que posee nuestro
cuerpo al utilizar la energía que deberíamos invertir en el presente. El propósito de
una «toma de conciencia», según el significado que damos a ese término, es ser
conscientes de los sutiles desarrollos energéticos que se producen en nuestro
cuerpo y en nuestro espíritu, y obrar en consecuencia.
El desarrollo de esta conciencia psíquica conlleva implicaciones muy variadas con respecto a la manera en que vivimos. El intercambio de ondas vibratorias o
energéticas que se produce cuando nos hallamos en el exterior, por ejemplo, es
distinto del que se produce cuando estamos dentro de un edificio, o cuando estamos
al sol en vez de alejados del sol. Cuando estamos al sol, no sólo sentimos calor y
nos bronceamos, sino que un campo de ondas vibratorias se une al nuestro y potencia la calidad de la energía que fluye a través de nuestro cuerpo. Dicho de otro modo, el efecto del sol sobre nuestro sistema energético es semejante a cargar una batería. Desarrollar la conciencia psíquica significa asimilar unos comportamientos
que cargan nuestras células energéticas y mantienen nuestra vitalidad.
Por el contrario, cuando nos despreocupamos o abusamos de la energía y de la vida, pagamos una deuda energética. Tomar en cuenta un trauma o una tragedia que afecta a otra persona exige de nosotros una respuesta compasiva, puesto que la compasión es una carga de energía que ayuda a la persona que sufre. Si respondemos sin compasión, o nos mostramos indiferentes, contraemos una deuda kármica. Cuando nos percatemos del poder de la energía—constituye el núcleo de la vida, no sólo una medida de vigor— descubriremos el poder contenido en nuestros pensamientos, no sólo con respecto a nosotros mismos sino a los demás.
Una de las historias más impresionantes que he oído jamás en un taller fue relatada por una mujer que había resultado gravemente herida en un accidente de carretera, teniendo una experiencia cercana a la muerte. La llamaré Maggie.
Maggie sufrió una conmoción tan brutal que abandonó su cuerpo y, mientras flotaba
sobre la escena del accidente, oyó las distintas reacciones de los conductores de los
coches que iban detrás de ella. Algunos se mostraban profundamente impresionados por el accidente, mientras que otros protestaban, pensando tan sólo en el retraso que el atasco les iba a causar.
Pero del quinto coche detrás del suyo, Maggie vio brotar un maravilloso remolino de luz que se alzó hacia el éter y luego penetró en su cuerpo. « ¿Qué ocurre?», se preguntó Maggie. Y en aquel instante se encontró sentada junto a la conductora del quinto coche, que estaba rezando una oración por Maggie. En aquel estado energético, en aquella experiencia cercana a la muerte, Maggie se fijó en la matrícula del coche y la grabó en su memoria. Al cabo de unos momentos penetró de nuevo en su cuerpo y la trasladaron al hospital. Cuando se hubo recuperado del accidente, Maggie localizó a la mujer que había rezado por ella y se presentó en su casa con un ramo de flores para darle las gracias.

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INTUICIÓN

INTUICIÓN

DAR

DAR

DAR

DAR TODO EN LA VIDA
ES SENTIR LA PLENITUD,
DEMOS LO BUENO DE NOSOTROS,
SIN ESPERAR GRATITUD.

NADA SE PIERDE EN EL MUNDO
NI UNA MIRADA DE AMOR,
TODO VUELVE A NOSOTROS,
CON EL MISMO CALOR.

UNOS DAN AMOR SINCERO,
OTROS ALGO MATERIAL.
AMBAS COSAS SON NECESARIAS
PUES VIENEN DEL MANANTIAL.

DESPRENDERSE DEL EGOÍSMO
DE TENERLO TODO ASÍ,
AYUDEMOS A LOS OTROS,
AYUDÉMOSLE AQUÍ.
¿PARA QUE TENERLO TODO?
SIN PODERLO COMPARTIR
DIOS NOS DIO A TODOS ALGO
PARA PODER CONTRIBUIR.

AYUDEMOS AL QUE PIDE,
PUES LE DAMOS SALVACIÓN
DIOS TAMBIÉN NOS OYE SIEMPRE
Y NOS DA LA SOLUCIÓN.

AUTOR: VLADIMIR BURDMAN


¿QUE PASA EN NUESTRO MUNDO?

¡¡¡CELEBRA LA VIDA!!!

ELIMINA TODOS LOS MIEDOS "SI ...........

¿Qué es lo que causa stress y tensión?
Es el vivir en el pasado o tratar de penetrar en el futuro y temer lo que imaginas que puedes ver. ¡Que gran tontería! ¡Que completa pérdida de tiempo! Todo lo que YO le pido a cada uno de vosotros es que viva plenamente en el AHORA, en este preciso momento, tanto así como para que toda su vida sea un gran ahora sin pensar en el ayer, en el hoy o en el mañana, sino simplemente en este momento inmediato. Esta es la única manera de vivir, porque ningún hombre sabe lo que le puede traer el mañana.
Sé como un niño pequeño, disfrutando cada momento y la vida se volverá algo gozoso. No tiene que preocuparte de dónde vendrá el próximo aliento. Acéptalo y sé agradecido por él a cada momento. Porque vivir completamente en el momento es uno de MIS regalos más grandes y ¡que pocos de MIS hijos están deseosos de aceptar!
Elimina todos los miedos "Si....... Vive en el ahora, haciendo lo que es necesario hacer y disfrutándolo por completo y quiero decir "por completo". Vive, Hijo Mío, como si este momento fuera el único momento de tu vida y disfrútalo plenamente.
YO estoy contigo siempre, aún hasta el final de los tiempos.

NO ESTAS DEPRIMIDO, ESTAS DISTRAIDO

TRATAMIENTO CON LA LLAMA VIOLETA

YO SOY invocando la ley del perdón y del olvido y a la llama

Violeta consumidora, transmutadora, y liberadora

Para que consuma, transmute y libere,

Toda energía invisible o visible, propia y ajena, consciente o inconsciente,

En el pasado, presente o en el futuro en su verdadera causa, efecto, record y memoria

La condición de:

Todo concepto de: rabia, escasez .tristeza enfermedad , fealdad, desaprobación, angustia, desesperación, incomprensión, pereza, discordia ,discusión.

Para que sea reemplazada por:

Amor, abundancia, opulencia, alegría, perfecta salud, belleza, autoestima,

Fe. Confianza, sabiduría divina, voluntad, poder divino, paz y armonía

¡Gracias Padre porque así es!

ABRIENDO PUERTAS

LOS DONES DEL ESPIRITU

He dotado a cada alma con Mis dones, dones del Espíritu. Depende por completo de cada individuo el cómo sean aceptados y usados. Recuerda siempre: no me engañarás y si usas mal esos dones te serán quitados. Cuando se usan bajo Mi guía, pueden ser una gran ayuda para muchas, muchas almas. Esto significa que los dones del Espíritu nunca deben ser tomados para uno mismo o para la propia glorificación, que no es necesario el reconocimiento personal.
Lo que es del Espíritu es Mío, así como el honor y la gloria. Aquellos que son usados para atraerlos no son sino instrumentos y como tales deben permanecer.
Mantente siempre sencillamente como un niño. Déjame usarte más y más de acuerdo a Mi voluntad, sin reservas ni restricciones. No rehúses nada: da todo y recibe todo. Es así de simple. Mantenlo así. Deja que todas las puertas se abran de par en par. Elévate a los mas altos reinos con el gozo más puro. No escondas nada. Deja que brille la luz de la Verdad. No hay nada que esconder cuando caminas Conmigo de la mano.
Sabed que la oscuridad no puede soportar la luz de la Verdad. No hay lugar para la oscuridad cuando la Luz resplandece. Otra vez os digo a cada uno de vosotros: "Encuentra tu camino verdadero y camina por él con serenidad y confianza".
Dejad que Mi paz y Mi amor os penetre y envuelva y que vuestras vidas se llenen de alabanza y agradecimiento.

EL PODER DEL PENSAMIENTO

¡Eres el imán más poderoso del Universo!
Tienes un poder magnético en tu interior que es más fuerte que ninguna otra cosa de este mundo.
Un poder magnético insondable que se emite a través de tus pensamientos.
Puedes cambiar tu vida y puedes cambiar el mundo.
¿Te imaginas que pasaría si todos los seres humanos nos propusiéramos a un mismo tiempo emitir pensamientos positivos aunque sólo fuera cinco minutos al día?
Hazlo. Propóntelo cada día. Propónselo incluso a tus amistades y familiares y observad qué sucede en esos minutos del día en que todos pensáis en positivo a la vez.
Verás como aumenta tu sentido de poder personal.

MEDITACION Y EXPLICACION CHACRAS








MADRE UNIVERSAL

MADRE UNIVERSAL

DESPIERTA A LA VIDA

ILUMINACION


VIDA

VIDA

LA VIDA

Uno de los aspectos de Dios, o de “aquello que llamamos Dios”, es vida. Dios es vida; entre tantas otras cosas, Dios es nuestra vida y la de todo lo que existe

La vida toda es una sola, la tuya, la mía, la de las plantas, el insecto, el ave, etc. No nos pertenece individualmente. Es una inmensa vida en la cual estamos nosotros flotando.

Somos cada uno una esponja en un océano de vida.

Estamos acostumbrados a pensar que cada uno aisladamente posee una cantidad de vida, y que esta, como el agua en un pozo, rodeado de tierra, se va evaporando y secando, y que le puede caer algo sucio o algo que le infecte y la contamine. No. A ella, a ese manantial inmenso, inagotable e indestructible, no le puede ocurrir absolutamente nada.

Ella no puede morir. Es un manantial de energía que fluye a través de nosotros, que nos penetra y que por lo tanto, nos mantiene vivientes; o sea que nosotros somos seres vivientes porque estamos en ella.

Como la raza íntegra cree que el ser humano es un pozo de vida separado y aislado, que es susceptible a la enfermedad, al desgaste por los años, y a la muerte, toda la raza manifiesta esa creencia; pero cuando se borre esa opinión, a fuerza de negarla y afirmar la verdad, dejarán de enfermarse, de envejecer y de morir. Mientras más se piense y medite la verdad, más pronto se librará el ser humano de esas falsas creencias, porque la verdad es acumulativa. “Conocer la verdad y ella os hará libres”, dijo Jesús; y también: “El reino de los cielos es semejante a la levadura, que una mujer tomó y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo fue fermentado”. Más claro no puede estar. El reino de los cielos no es aquello que nos han ofrecido para otro plano si nos portamos bien. (Es el estado de dicha, armonía y adelanto que estamos buscando aquí). Esta meditación que les está aclarando algo que ustedes no conocían; que les está removiendo células que estaban dormidas, es la levadura a la que Jesús se refiere.

Esta verdad que escuchan hoy continuará trabajando en ustedes, hasta que un día de pronto se les ilumine la idea como un todo. Porque habrá fermentado toda la masa.

Estamos habituados y tan endurecidos por la costumbre, a vernos los unos a los otros, que no nos asombra el milagro que representa un personaje que, habla, piensa, se mueve, oye y vive sólo por si mismo, sin ningún cable que lo conecte a una corriente eléctrica; sin que esté sembrando en la tierra; ¿y ese otro milagro que ocurre a cada minuto?, un niño que al ser separado de la madre que le comunica su vida, continua viviendo. Y nada de esto nos llama la atención. Cuando todo esto nos debería provocar constante asombro y contemplación. ¿Qué es eso?, ¿Cómo es eso?, ¿O es que ustedes creen que esa maravilla, ese milagro lo hace la taza de café con leche?. La comida y el comer son resabios que nos quedan del reino animal, son instintos animales.

Como estos no piensan ni reaccionan aún, no tienen intuición sino instinto. Aún los rige la célula aquella primitiva que era un estómago, o deseo rudimentario. Ellos obedecen ciegamente al principio de generación y a la ley de evolución que ordena la combinación de los elementos y la alteración paulatina de vibraciones.

El hombre ya es pensante, racional e intuitivo. Sus vibraciones se intensifican al pensar en las más altas. Al escuchar, comprender y aceptar la verdad de todas las cosas, acelera su frecuencia y por supuesto se eleva de plano.

La meditación, como es pensar profunda y determinadamente en estos altos conceptos, adelanta al ser rápidamente.

Por eso los estoy haciendo meditar.

Nosotros somos hijos de Dios, hechos de su propia sustancia. Somos esponjas en un océano de vida. No necesitamos alimento exterior. Cuando nos compenetramos bien de esta verdad y la realizamos, nos encontramos comiendo menos y menos, automáticamente sin hacer ningún esfuerzo ni sacrificio. La levadura de la verdad habrá penetrado toda la masa; las células del cuerpo estarán vibrando a altas frecuencias. La vida es ella misma alimento. Ella es salud, energía, belleza. Es vida.


RECOMENZAR


LAS RESPUESTAS ESTÁN EN TU INTERIOR

A medida que buscas, encontraras las respuestas en tu interior. No puedo enfatizar esto con la frecuencia o la fuerza suficiente. Mucho tiempo precioso se malgasta en la búsqueda de los misterios de la vida en lo exterior cuando están dentro de tu propio ser. Cuando te des cuenta plenamente de que
YO SOY dentro de ti y que YO SOY todo conocimiento, toda sabiduría y toda comprensión, dejarás de malgastar tu tiempo.
Considera que tienes una incesante fuente de vida que bulle dentro de ti. Todo conocimiento, toda sabiduría y comprensión, todo el Amor están allí en la fuente de ese manantial, esperando salir, esperando manifestarse cuando tú lo reconozcas y lo aceptes. No necesitas ningún maestro ni gurú. Todo lo que necesitas es una expansión de tu conciencia para que puedas aceptar estas verdades. Están ahí para que toda la humanidad las acepte cuando esté lista para ello.
Busca siempre la respuesta dentro de ti. No te dejes influenciar por aquellos que te rodean, ni por sus pensamientos, ni por sus palabras.
¡Que fácil es ser como un barco en un mar tormentoso, siendo agitado por una idea y luego por otra hasta que estás completamente desconcertado y perdido! No permitas que esto te suceda. Quédate muy tranquilo; entra al lugar más secreto dentro del centro mismo de tu conciencia. Allí encontrarás perfecta paz, la paz perfecta que sobrepasa toda comprensión.
Cada uno de vosotros tiene un trabajo específico que hacer.
No hay nada vago acerca de Mi plan para cada uno de vosotros. Búscalo, encuentralo y aférrate a él así sea profunda o superficialmente, de golpe o lentamente. Así que, sé como un diamante y observa esas diferentes facetas.
Tu trabajo espiritual es más importante que cualquier otra cosa. Es el latido mismo de tu corazón, tu propia sangre.
Cuando tu relación Conmigo no es la relación adecuada, nada es adecuado. "Busca primero el Reino de Dios"; ése es tu pan de vida, el latido de tu corazón, tu vida misma.
Busca dentro de ti y siempre encontrarás la Verdad. Eleva tu conciencia y mantente en calma. Serena todo tu ser, tu corazón, tu mente y tu alma. En esa calma encontrarás que tu conciencia se expande. Permítele que se expanda y no le pongas restricciones. Vive por el Espíritu, que está en el centro mismo de tu ser. Tú eres el único que tiene la llave, solamente tú puedes darle vuelta a esa llave, abrir la puerta y entrar. Si pierdes la llave, la puerta permanecerá cerrada hasta que la hayas encontrado. Nadie más puede hacer esto por ti.
YO SOY dentro de ti. Aquél que tiene un corazón puro me conoce y camina Conmigo. Que tu corazón se llene de Amor y Alegría.

TEMORES

Cuando a pesar de tener pensamientos positivos no fluimos con la Vida, lo que estamos haciendo, en realidad, es contrariarlos con nuestros temores. Ésa es la razón por la que a veces no se materializan las cosas que más deseamos, ya que ese deseo está enturbiado por la duda y el miedo. A veces, cuanto más nos empecinamos en conseguir algo, más lo alejamos de nosotros, porque pensar obsesivamente en algo demuestra que no confiamos en que el Universo nos lo brinde. Aprende a fluir: la vida puede ser sencilla y maravillosa. Presta atención a los sentimientos que acompañan tus pensamientos, porque son los que te dan la fuerza o te la quitan para que se haga realidad.

¿PORQUE ES QUE DIOS A VECES PARECE ATENDERNOS Y OTRAS NO?

La oración es el pensamiento más puro y más alto que se puede pensar. Es polarizar la mente en el grado más altamente positivo. Son vibraciones de luz que lanzamos cuando oramos, o sea, cuando pensamos en Dios. Esas vibraciones tienen que transformar instantáneamente, en perfecto y bello, todas las condiciones oscuras que nos rodean, como cuando se lleva una lámpara a una habitación que esté en tinieblas. Siempre que el que esté orando piense y crea que ese Dios a quien le pide es un Padre amoroso que desea dar todo lo bueno a su hijo. En ese caso, Dios siempre “atiende”. ¿Pero cómo, por lo general, la humanidad tiene la costumbre de pedir así: “Ay, Papá Dios, sácame de este apuro, que yo sé que vas a pensar que no me conviene porque tú quieres imponerme esta prueba”! En otras palabras, ya negó toda posibilidad de recibirlo. Tiene más fe en ese Dios que nos enseñaron, caprichoso, vengativo, lleno de mala voluntad, que no está sino atisbando a que cometamos la primera infracción para asestarnos castigos de una crueldad satánica! Pues el que así pide no recibe sino de acuerdo con su propia imagen de Dios. Es tan sencillo como te lo digo. Ahora no vuelvas a olvidar jamás que la voluntad de Dios para ti es el bien, la salud, la paz, la felicidad, el bienestar, todo lo bueno que Él ha creado. No vuelvas a olvidar jamás que Dios no es ni el juez, ni el policía, ni el verdugo, ni el tirano que te han hecho creer. La Verdad es que Él ha creado siete leyes. Siete Principios que funcionan en todo y siempre. No descansan un solo minuto. Se encargan de mantener el orden y la armonía en toda la Creación. No se necesitan policías en el espíritu. Aquel que no marcha con la ley se castiga él mismo. LO QUE PIENSAS SE MANIFIESTA, DE MANERA QUE APRENDE A PENSAR CORRECTAMENTE Y CON LA LEY PARA QUE SE MANIFIESTE TODO LO BUENO QUE DIOS QUIERE PARA TI.

AMOR

AMOR

LOS TRES MANDAMIENTOS PARA LA NUEVA ERA

VE AMOR
HABLA AMOR
SE AMOR

VE LUZ
ENVÍA LUZ
SE LUZ

VE VERDAD
HABLA VERDAD
SE VERDAD

Estos tres Mandamientos para la Nueva Era han sido concebidos en esta época específica, para ayudar a todos aquellos que buscan en el sendero que aspira a lo alto.
Contempla la perfección en su gran maravilla y gloria.

DIOS ES EL BIEN Y SOLO GENERA EL BIEN

DIOS ES EL BIEN Y SOLO GENERA EL BIEN

DIOS ES EL BIEN Y SOLO GENERA EL BIEN

Por lo tanto, todo aquello de la mala suerte o el destino fatal no existe. Entonces te preguntarás ¿Por qué a aquellas personas les va bien y a otras mal? Existen varios motivos que condicionan nuestras vidas y que no son siempre la Voluntad de Dios sino la voluntad del hombre, porque el ser humano tiene libre albedrío, esto es la libertad de escoger lo que desea hacer en la vida; bien o mal.
Todo lo que te ha pasado, te pasa y pasará en tu vida y la de los demás, está originado por cuatro factores:
1.- LA MENTE
2.- EL KARMA
3.- EL PERDÓN
4.- EL PLAN DIVINO
LA MENTE
Es la facultad de pensar y nos permite darnos cuenta que somos. Es lo que pone en acción la facultad de ser "YO SOY". La mente en nosotros es la que nos permite parecernos a Dios porque es creadora como EL.
Con la mente el ser humano ha creado grandes culturas y sistemas filosóficos, inmensas ciudades y fantásticos inventos, pero no se ha dado cuenta que también ha creado su mundo personal con sus felicidades e infelicidades, bienestar y malestar.
Desde el Centro Corazón de la Creación que se conoce con el nombre de "Sol Espiritual Central" desciende hacía todo ser humano la energía que le permite sostener su cuerpo físico, sentir y pensar.
Esta energía viene cristalina, sin calificación de ningún tipo, ni en bien ni en mal, poder o debilidad, sabiduría o ignorancia, ni siquiera en amor u odio.
La mente es el poder capaz de crear las cosas en las que se piensa. Si tú piensas en hacer una casa, la puedes manifestar. Igualmente si piensas en que todo el mundo te ama, el Planeto entero te amará. Como dice el axioma hermético
"TODO ES MENTE"
Este proceso de calificación de la energía sucede en la mente humana en tres niveles diferentes:
- Mente supraconsciente
- Mente consciente
- Mente subconsciente
EL CONSCIENTE
La Mente Consciente es aquella que se da cuenta de las cosas que están con nosotros en todo lo que vemos conscientemente.
Esta mente vive calificando todo lo que ve como bien o mal.
El odio, miseria, negligencia, fealdad, enfermedad que puedas ver en tu mundo o en el de otros no es otra cosa que la calificación mental tuya, de los demás o de todo el conglomerado manifestándose. Todas esas condiciones se pueden cambiar pensando y calificando lo contrario. Esto se logra a través del decreto.
EL DECRETO es una afirmación verbal o mental sentida de tal forma que es capaz de producir el efecto de lo dicho. Esto es, que si en algún lugar alguien está peleando, tú puedes decretar "YO SOY AQUÍ EL AMOR" y esto transforma la situación de inmediato en reconciliación.
Si vas a visitar a un enfermo puedes decretar "YO SOY LA SALUD" y traer a la manifestación la salud porque así lo estás calificando.
EL SUBCONSCIENTE
El Subconsciente es aquella parte de la mente donde pasan las imágenes mentales después que se han fijado muy poderosamente en la conciencia. En el subconsciente tenemos grabado todo lo que creemos que somos; nuestro estado de seguridad, inteligencia o incapacidad, amor u odio, belleza o fealdad, salud o enfermedad, riqueza o pobreza, perdón o rencor.
La manera de ir limpiando el subconsciente de todo lo que no deseamos en nuestra vida es, primeramente, rechazando lo negativo, diciéndole "LE QUITO PODER" y afirmando lo positivo para calificar en perfección todas las imágenes del subconsciente y del consciente.
LA SUPRACONSCIENCIA
La Supraconsciencia es aquello que vive en el estado de no calificación. Se conoce con el nombre del "Yo Superior". Se manifiesta en nuestras vidas cuando el consciente y subconsciente aprenden la lección de sólo grabar y proyectar perfección hacía cada partícula de vida. Cuando vivimos en la mente supraconsciente sólo manifestamos armonía, belleza, sabiduría y perfección en todos los sentidos.

GEA

GEA o Madre Tierra, era la gran diosa de los antiguos Griegos. Ella representaba a la Tierra y era adorada como la Madre Universal. En la mitología Griega, ella creó al Universo y dio a luz a la primera raza de los dioses (los Titánes) y los primeros humanos.
En la historia de la creación de los antiguos Griegos, el Caos precedió a todo. El Caos estaba hecho de Vacío, Masa, Obscuridad y Confusión.
Entonces surgió la Tierra, en la forma de GEA. De la Madre Tierra brotó el cielo estrellado, con la forma del dios del cielo Urano. De GEA también surgieron las montañas, los llanos, los mares y los ríos que constituyen la Tierra como la conocemos hoy.
GEA o Madre Tierra, era la más antigua de todos los dioses de los antiguos Griegos. Ella era conocida como la diosa suprema tanto por los humanos como los dioses. Ella presidía sobre los matrimonios y los juramentos y era honrada como una profetisa.

AUTOESTIMA

"Autoestima" ¡Cuantas veces habremos oído esa palabra! Aunque la palabra que utilizamos ahora sea nueva, es uno de los preceptos más antiguos de nuestra cultura y uno de los más olvidados. Está presente en la sabiduría de dichos populares como "La caridad bien entendida empieza por uno mismo" o en las máximas que tantas veces hemos oído: "Ama al prójimo como a ti mismo". ¿Por qué, entonces, nos queremos tan poco? ¿Por qué nos hacemos tanto daño" Lo peor de todo es que muchas veces anteponemos nuestro propio bien por el "bien" de otros. Pero ningún bien podemos hacer, si va en detrimento nuestro.
Os propongo que éste sea un año de autoestima, que es lo mismo que proponer un año de Amor, pero de Amor bien entendido. Propongo un año de ser conscientes de cada uno de nuestros actos y de las verdaderas razones que nos conducen a realizarlos. Uno de los grandes males de nuestros tiempos es que cada vez hay más personas que padecen falta de autoestima. Esto se debe por una parte, a que nuestra sociedad está muy estereotipada y obliga a sus individuos a ceñirse a unas normas de estética, de conducta, de pensamiento, etc., y cuando te sales de ellas ya no eres bien visto; entonces, o eres una persona transgresora por naturaleza o puedes sentirte mal por no "dar la talla". Por otra, también se nos ha enseñado a que no seamos "egoístas", porque "pensar en uno mismo" no está bien. No nos engañemos; nadie puede dar de un cesto vacío. Cuando te das a ti misma, estás dando a los demás, porque tú formas parte de ese "demás".

La Vida está llena de magia, de amor, de felicidad, pero la Vida eres tú. Cada día creas tu propia vida con tus pensamientos positivos y negativos. Acostúmbrate a pensar en positivo; es sólo una cuestión de costumbre y toda costumbre se adquiere a través de la constancia.
Tienes un pensamiento negativo respecto a ti misma: cámbialo por uno positivo. Alguien dice algo desagradable de ti: reflexiona para descubrir si hay algo de verdad en ello y lo puedes mejorar, luego cámbialo a positivo o sencillamente olvídalo si estás segura de que no es cierto. Tómatelo como una disciplina.
Los resultados serán sorprendentes. La Vida se te pondrá de cara; dejarás de nadar a contracorriente. Si tú te quieres, los demás te quieren y te respetan, y si no es así, desaparecen de tu vida. No es que debas creerlo porque te lo digo yo, sino por la Ley de la Atracción, la ley de que lo semejante atrae a lo semejante. Esta ley como todas las leyes, es infalible, como la ley de la gravedad.
Vive feliz y en paz contigo misma, independientemente de tus circunstancias. Actúa con sinceridad con los demás y sobre todo contigo misma. Obra de manera que si te fueras a morir hoy mismo pudieras hacerlo sin lamentar nada, sin dejar nada por hacer. No esperes los resultados: el fruto de tus acciones lo cosechas dentro, no fuera. Pero recuerda que lo que se cosecha dentro, siempre acaba manifestándose fuera.
Vive el Amor que hay en ti, entrégate ese amor y cuando sea tuyo podrás darlo a los demás.
Louis L. Hay

LA ORBITA MICROSCÓSMICA

LA ORBITA MICROSCÓSMICA

LA ORBITA MICROSCÓSMICA

La Órbita Microcósmica consiste en un ejercicio de circulación de energía a partir del punto HUI YIN, (situado en el pirineo) Chacra 1. Al contraer los músculos de ésta zona, cerramos la salida de la energía hacía el suelo e impulsamos dicha energía por la columna vertebral hasta el chacra Corona (chacra 7). Si a la vez colocamos nuestra lengua en contacto con el paladar, estamos cerrando un circuito. Al poner la punta de la lengua en contacto con el paladar, comunicamos dos meridianos: el DU MAI o Vaso Gobernador por el que circula la energía Yang (desde el cóccix, pasando por la columna vertebral y parte posterior de la cabeza hasta el punto BAI HUI, extremo superior de la cabeza y acabando en los dientes incisivos superiores) y el REN MAI o vaso de la Concepción por el que circula energía Yin (desde el punto HUI YIN sube por la parte delantera del cuerpo hasta los incisivos inferiores.
De hecho son los Nadis, IDA y PINGALA. IDA es femenino y circula hacía abajo; PINGALA es masculino y circula hacía arriba. Ambos están entrelazados alrededor de la columna vertebral o Sushumna que va del chacra Raíz (1) al Chacra Corona (7).
Al quedar comunicados los dos meridianos se cierra el circuito de circulación de energía y se forma la Órbita Microcósmica. Al principio realizaremos ciclos de 10 ó 12 respiraciones. Más adelante podemos alcanzar 20 ó mas ciclos.

UNIVERSOS PARALELOS





GLORIOSA PRIMAVERA

GLORIOSA PRIMAVERA

UNA GLORIOSA TOTALIDAD

Mantente en paz. Es el abrir el centro del corazón lo que te hace sentir todo tan profundamente ¿Encuentras que las lágrimas fluyen ahora más fácilmente? Estas son lágrimas de alegría; déjalas fluir. Son lágrimas de reconocimiento del Amor y Verdad divinos. Esto trae un sentimiento de relax, de gratitud, de un profundo y nuevo entendimiento.
Es como si hubieras dormido y ahora hubieras despertado para encontrar un mundo nuevo. Todo luce diferente y hermoso, como si hubieras ido a dormir en invierno cuando todo yace dormido y hubieras despertado en una gloriosa primavera. Los mismos árboles, el mismo jardín están allí, pero vibrantes con vida, crecimiento, color y belleza, porque todo es nuevo y tú te sientes nuevo en el proceso. Nuevos pensamientos, nuevos sentimientos, nueva comprensión -un Amor nuevo más profundo y más glorioso- están vibrando a través de todo tu ser. Regocíjate Hijo mio, regocijate. Anda delicadamente, alerta, de manera que no pierdas nada. Ve aún al insecto más pequeño en una nueva luz. Porque has elegido abrir los ojos, todo es sin duda nuevo.
Has dividido la vida, pero ahora es un Todo glorioso. La totalidad calma tu corazón, lo agranda, eleva tu conciencia. Esta innovación tiene que comenzar desde adentro y luego expandirse hacia afuera más y más. No hay límites para esta expansión; puede continuar para siempre

FUERZA ATRACCIÓN

FUERZA ATRACCIÓN

FUERZA DE ATRACCION DEL PENSAMIENTO

Ya sabe usted que el pensamiento crea. Aprenda ahora a conocer su poder de atracción. ¿Qué es la Ley de Atracción?
Es la Ley del Amor. Esta Ley del Amor nada tiene que ver con el instinto que lleva a un apuesto joven hacia una bella muchacha y recíprocamente (aunque forma parte, cuando el sentimiento es intenso y la atracción física es magnificada por afinidades profundas). Se puede definir así: “Las vibraciones idénticas se atraen, se unen y se fortalecen mutuamente”.
La ciencia reconoce que todo es vibración en el Universo. Comprende por lo tanto “cómo” tu atraes todo lo que deseas manteniendo tu pensamiento al mismo nivel de vibraciones que deseas obtener.
No en vano se dice de un ideal, de un sentimiento, que son “elevados” o “bajos”, el lenguaje traduce exactamente la verdad. Un pensamiento de esperanza, de amor despojado de todo egoísmo, la admiración, la generosidad, crean en nosotros vibraciones altas, rápidas, que juntándose a todas las vibraciones análogas forman con ellos una poderosa emisión.
¿Nos sentimos “deprimidos”? (también aquí el lenguaje es de lo más exacto). Es porque nuestras vibraciones bajan, se aminoran, y nada que sea feliz, armonioso, beneficioso, tiene cabida en nuestro campo de atracción.
Y así se escapan nuestras más caras esperanzas. Somos semejantes a imanes súbitamente desimantados. Nos es preciso un esfuerzo consciente para elevar nuevamente nuestras vibraciones al nivel de las hermosas realizaciones.
Los creyentes tienen una forma soberana de levantar las vibraciones desfallecientes: la oración, el llamamiento a un
Dios de bondad, el abandono a Su Voluntad, que es gozo y abundancia. El Padre-nuestro pensando y pronunciando las palabras, pone de acuerdo varias veces al día las vibraciones del creyente con aquellas que implican tanto el pan cotidiano como la iluminación espiritual. Los que no posean “una fe” deberán tener “una fe”, fe en un ideal que los supere y hacia el cual dirigirán todas sus fuerzas.
Aplicación: Observa cómo, cada vez que tú te sientes desanimado, es en desmedro de tu vitalidad, mientras que la esperanza parece elevarte y redoblar tus fuerzas.
Hoy, tiende hacia la esperanza y sentirás cómo sube el nivel de tus vibraciones. En tales momentos nada enojoso habrá de sucederte: tú atraes la dicha así como el imán atrae al hierro.
Para recordar:
Un pensador vive siempre en el mundo de su propia creación consciente.

MI AMADO AMIGO JESÚS

Creo que debo dedicar este blog a mi querido Maestro, Guía, mi Amigo Jesús. Durante toda mi vida siempre ha estado a mi lado, aún en los momentos más difíciles en los que le preguntaba ¿Señor estas dormido, no me oyes?. En mi vida he encontrado muchas piedras, muchos obstáculos, pero siempre he salido fortalecida de todos los contratiempos que he ido superando y aunque el crecer espiritualmente es un trabajo personal en el que debes ir buscando tú mismo las respuestas, QUE SIEMPRE ESTÁN EN TU INTERIOR, debo dar gracias a mi amado Amigo por no haberme dejado desfallecer. Lidia

MAESTRO JESÚS

MAESTRO JESÚS

UBICACION CHACRAS

UBICACION CHACRAS

CHACRAS

CHACRA es una palabra sáncrita que significa "RUEDA QUE GIRA". Son unos centros energéticos como pequeños remolinos o torbellinos que giran ingresando Energía al organismo.
Están ubicados a lo largo de la columbra vertebral y son siete los principales. Cuando se abren los Chacras, poco a poco la Energía entra y equilibra el organismo, liberando bloqueos y toxinas que en definitiva son las causas de las enfermedades.

UBICACIÓN DE LOS CHACRAS
CHACRA 7 Situado en la parte superior de la cabeza, coronilla
CHACRA 6 En el centro de la frente, 2 cm. encima cejas
CHACRA 5 En la séptima vertebra cérvical, a nivel hombros
CHACRA 4 En la vert4ebra dorsal, a nivel corazón
CHACRA 3 En la columna, a nivel cadera, detrás del ombligo
CHACRA 2 En el coxis
CHACRA 1 En la base del espinazo

ORGANOS QUE CORRESPONDEN A CADA CHACRA Y ENFERMEDADES QUE SE PUEDEN TRATAR

CHACRA 7: Gobierna el sistema nervioso de todo el cuerpo. Sirve para tratar dolores articulares, dolores musculares, enfermedades en los huesos y de la glándula mamaria. Sirve como tratamiento general de todas las enfermedades.

CHACRA 6: Gobierna el cerebro. Sirve para curar los vértigos y estimula la concentración y la memoria. No sobrepasar el tratamiento por más de seis días consecutivos.

CHACRA 5: Gobierna el aparato respiratorio (laringe, tráquea, bronquios, pulmones) órganos de los sentidos (ojos, oídos, nariz, boca) toda la piel y glándula tiroides. Se utiliza para tratar problemas de alergia, asma, resfríos, otitis, glaucoma, psoriaris, etc.

CHACRA 4: Este chacra se relaciona directamente con las emociones. Gobierna además el aparato circulatorio, el corazón, los vasos sanguíneos y los vasos linfáticos. Se utiliza para tratar problemas de colesterol, trombosis, presión alta o baja, ansiedad, depresiones, angustia, etc.

CHACRA 3: Gobierna el aparato digestivo (esófago, higado, páncreas, intestinos), el aparato urinario (riñones y vejiga) y se relaciona con la producción de glóbulos blancos. Se utiliza para tratar la diabetes, gastritis, infección urinaria, lupus, etc. Este chacra tiene que ver con la reserva de energía.

CHACRA 2: Gobierna los órganos sexuales en el hombre y en la mujer y se relaciona con la producción de glóbulos rojos. Se utiliza para tratar infecciones, impotencia, frigidez, problemas al útero, a los ovarios, anemia, etc.

SER INTERNO

SER INTERNO

EL SER

El Ser es la Vida Una, eterna y siempre presente, que están mas allá de las miles de formas de vida que están sujetas al nacimiento y a la muerte. Sin embargo, el Ser. no solo está más allá sino que también está profundamente dentro de cada forma de vida, constituyendo su esencia mas invisible e indestructible.
Esto significa que puedes acceder al Ser ahora mismo, porque es tu yo profundo, tu verdadera naturaleza. Pero no trates de asirlo con la mente, no intentes entenderlo. Solo puedes conocerlo cuando la mente se aquieta, cuando estás plena e intensamente presente en el Ahora.
Recuperar la conciencia de Ser y permanecer en ese estado de "sensación-realización" es lo que es la Iluminación.

MENSAJE DE LOS DELFINES