jueves, 27 de noviembre de 2008
LEYES NATURALES
Vivimos en un Universo ordenado que se rige por leyes. La naturaleza se rige por las leyes de la física y nuestras vidas se rigen por las leyes naturales.
Al igual que podemos observar los resultados si no respetamos las leyes de la electricidad, podemos sentir los resultados de no respetar las leyes naturales mentales.
El Universo opera de manera natural y con el menor esfuerzo y podemos aplicar el equivalente en nuestras vidas.
Cuando nos apegamos a las personas, las cosas o a un resultado determinado, queremos obligar a la naturaleza a funcionar de una manera distinta y por lo general obtenemos resultados poco alentadores.
Las leyes naturales nos invitan a examinar nuestros pensamientos para mejorar nuestra vida, nuestra salud y nuestras relaciones.
LA LEY DE LA PRÁCTICA establece que, si repites lo bastante a menudo un pensamiento o una acción, dicho pensamiento o acción se convierte en un nuevo hábito. Por tanto, puedes desarrollar cualquier hábito que consideres deseable o necesario.
Puedes llegar a ser la clase de persona que quieres ser con tan sólo disciplinarte en el sentido de pensar y actuar en un estilo que sea compatible con tus nuevos y altos ideales; y ello el tiempo suficiente para que estos ideales lleguen a convertirse en nuevos hábitos. Es así como evolucionas hacia una persona nueva y mejor.
Dado que tu mundo exterior se corresponde con tu mundo interior, en cuanto comiences a desarrollar unos modos más constructivos de pensamiento y conducta, la gente y las situaciones de tu alrededor comenzarán a cambiar, a veces de la forma más extraordinaria e inesperada.
Tu capacidad para hacerte con el control de tu mente para así pensar la clase de pensamientos que te conducen a los resultados apetecidos es el punto de partida del proceso que te permitirá alcanzar la libertad plena, la felicidad y la autoexpresión.
LA LEY DE LAS EMOCIONES se formula diciendo que el cien por cien de las decisiones y sus acciones subsiguientes están basadas en los aspectos emocionales de la personalidad. Una persona no es como generalmente se cree, muy sentimental, poco sentimental o el noventa por ciento sentimental y el diez por ciento lógica; el ser humano es completamente sentimental. Cada cosa que hacemos está basada en algún aspecto emocional.
Tus emociones son las fuerzas energéticas que están detrás de tus pensamientos. Cuanto más intensamente sientas algo, más grande será el efecto que ese pensamiento o circunstancia tenga en tu vida. Las emociones son como la corriente eléctrica o el fuego que, dependiendo de cómo se utilicen, pueden constructivas o destructivas.
Hasta no llegar a comprender este punto, solemos pensar en muchas y variadas ocasiones, que hacemos lo que es lógico, lo que es práctico o lo que tiene sentido. En realidad, nos hallamos bajo una fuerte influencia de nuestras emociones, especialmente cuando no nos detenemos a pensar cuáles son los aspectos emocionales que predominan en una decisión o situación concreta.
Hay dos categorías fundamentales de emociones, las provocadas por el deseo y las originadas en el temor. La mayor parte de lo que haces, o no haces, está determinado por sentimientos pertenecientes a una u otra categoría . Y las cosas que haces, o te abstienes de hacer, por temor, superan en mucho al número de cosas que haces por deseo.
Hay muchas personas inmovilizadas por temores de todas clases pero por encima de todo temen el fracaso y el rechazo hasta el punto de que prefieren llevar una vida de tranquila desesperación a arriesgarse a llevar a la práctica algunos de sus temores y viven de esta forma gran parte de su vida.
Cuanto más deseas o temes algo, más posibilidades tienes de atraerlo hacia la órbita de tu existencia. Un pensamiento sin una emoción detrás carece de poder para influenciarte de un modo u otro. Una emoción sin un pensamiento que la guíe puede causar frustración e infelicidad.
Pero cuando tienes un pensamiento nítido, ya sea positivo o negativo, acompañado de un intenso sentimiento de temor o deseo, comienzas a arrastrar lo que sea hacia ti.
Por eso es tan importante para ti mantener tus pensamientos sobre las cosas que quieres y apartarlos de las cosas que temes. Las personas felices y efectivas reconocen el poder de sus pensamientos y hacen todo lo posible por conservarlos positivos y constructivos.
Tu mente es tan poderosa que debes controlarla con gran firmeza para que siempre te lleve en la dirección que quieres o, de lo contrario, te llevará por derroteros que te alejarán de tus deseos.
LA LEY DEL HÁBITO es una ley mental vitalmente importante. Explica conceptos tales como la zona confortable, el éxito, el fracaso y cualquier otro principio simple. En ausencia de una fuerza externa o de una abierta decisión por tu parte de hacer algo distinto, seguirías haciendo la misma cosa por tiempo indefinido.
Prácticamente todo lo que haces es el resultado del hábito. Tu conducta en cada uno de los aspectos de tu vida está basada en la acumulación de todas las vivencias que has tenido desde tu infancia. Posiblemente la mayoría de tus acciones y reacciones son automáticas, esto es, respuestas inconscientes a los estímulos que te llegan de tu entorno físico y humano.
Los hábitos constituyen grandes obstáculos para tu proyecto de convertirte en la clase de persona que deseas. Tu forma habitual de pensar, de sentir, de hablar y de conducirte son a menudo barricadas que se alzan ente el lugar en el que estás hoy y el lugar adonde quieres ir realmente; te mantienen clavado en el suelo.
Los hábitos son buenos en tanto en cuanto te sirvan para algo, en tanto en cuando sus efectos sean el enriquecimiento y la mejora continua de tu vida. Sólo cuando estos hábitos aparezcan como un serio obstáculo para tu felicidad tendrás que modificarlos o cambiarlos completamente.
Los hábitos más peligrosos que puedes adquirir son los hábitos mentales. Debido al hecho de que aquello sobre lo que continuamente piensas se incorpora a tu vida, tus pensamientos negativos o auto limitativos te hacen mucho más daño que cualquier otra cosa.
Tus formas habituales de pensar son, sin duda alguna, las cosas más importantes de tu vida. Vives en un mundo mental. Nada a tu alrededor tiene significado como no sea el que tú le des con tus pensamientos. Si cambias tus formas de pensar, cambias tu vida.
El éxito y el fracaso, la felicidad y la infelicidad, son en buena parte productos del hábito, de esos modos automáticos con los que respondes y reaccionas a lo que está pasando alrededor tuyo.
El cambiar aquellos hábitos que ya no guardan correspondencia con tus miras más altas es una de las tareas más duras con las que te puedes enfrentar y una de las más esenciales para darle calidad a tu vida.
Pero a menos que hayas ya alcanzado un cierto grado de excelencia y perfección, estarás todavía viviendo con hábitos de los que te tienes que desprender si quieres seguir adelante.
Ten presente que los malos hábitos son fáciles de adquirir y difíciles en cuanto a vivir con ellos; en cambio, los buenos hábitos son difíciles de adquirir y fáciles en cuanto a vivir con ellos. Tu labor consiste en formar buenos hábitos y hacerlos tus maestros.
LA LEY DE LA ACTIVIDAD subconsciente se enuncia diciendo que cualquier idea o pensamiento que admitas en tu mente consciente como verdadero será aceptado sin objeción alguna por tu mente subconsciente. Desde este instante, tu subconsciente se pondrá a trabajar para acercar dicha idea o pensamiento a tu realidad.
En la mente subconsciente, la estación emisora de vibraciones mentales y de energía del pensamiento, es donde se asienta la ley de atracción. Cuando empiezas a creer que algo es factible para ti, tu mente subconsciente empieza a emitir energías mentales y tú comienzas a atraer gente y circunstancias en armonía con tus nuevos pensamientos dominantes.
La mente subconsciente regula el tipo de información que, procedente de tu entorno, verás, oirás y conocerás. Te sensibilizará hacia cualquier información que consideres importante. Y cuanto más sentimiento pongas en algo, con más rapidez te alertará tu subconsciente de las cosas que puedes hacer para convertirlo en realidad.
Tu mente subconsciente se aplica a llamar tu atención sobre cosas que puedas necesitar para hacer realidad tus deseos.
Si comienzas a pensar sobre una nueva meta, tu subconsciente considera este nuevo pensamiento como una orden y se pone al instante a adaptar tus palabras y acciones al objeto de que estén más en línea con el logro de dicha meta. Empiezas a hacer y decir las cosas correctas en el momento correcto a fin de acercarte más a tu nueva meta.
LA LEY DE REVERSIBILIDAD establece que cuando te sientes positivo y optimista, estos sentimientos generarán acciones y conductas de las mismas características. Pero, también lo contrario es cierto.
Si no te sientes positivo y, a pesar de ello, actúas con entusiasmo o jovialidad, tu comportamiento positivo dará lugar a sentimientos positivos, de igual modo que tus sentimientos positivos generan un comportamiento positivo. Tus sentimientos y tu comportamiento son reversibles.
Compórtate con entusiasmo y positivismo y pronto te sentirás entusiasmado y positivo. Aunque no puedas controlar tus sentimientos en un momento dado, si puedes controlar tus acciones. Y sin controlas tus acciones, crearás el estado emocional que desees.
LA LEY DE LA CONCENTRACIÓN establece que siempre que mentalmente te recreas en algo, progresas. Cuanto más pienses sobre alguna cosa, más se hace ésta parte de tu realidad.
Mediante esta ley se explican la mayoría de las éxitos y la mayoría de los fracasos. Dice que uno no puede tener un pensamiento de un determinado tipo y obtener un resultado de distinto tipo.
La gente exitosa y feliz es aquella que posee la facultad de centrar su mente en una sola cosa y persistir en ello hasta que llega su culminación. Se disciplina para hablar y pensar solamente en lo que le interesa y para apartar de su mente lo que no le conviene.
La gente efectiva protege con la mayor diligencia los umbrales de su mente. Permanece concentrada en lo que realmente es importante para ella. Insiste en pensar en sus miras para el futuro y se niega a tomar en consideración sus dudas y sus temores.
Como resultado de esto, no es de extrañar que estas personas lleven a cabo cosas notables cuando otros individuos se limitan a vivir una existencia monótona.
No se puede trabajar en muchas cosas y, al mismo tiempo, ejecutarlas medianamente bien. Por lo tanto, es mejor abandonar todas tus actividades con la excepción de una o dos que sean las más importantes para ti. Pero, por encima de todo, disciplina tu pensamiento y dedícate a concentrarte y a hablar sólo de lo que realmente quieres.
Comprueba si eres capaz de pensar y hablar sólo de las cosas que te interesan. Toma la resolución de mantener tu conversación libre de todo negativismo, duda, temor o crítica. Disciplínate para hablar con entusiasmo y optimismo sobre las personas y situaciones que te rodean.
No te será fácil. En principio, puede que incluso te sea imposible. No obstante, esto te enseñará el mucho tiempo y las muchas energías que gastas pensando y hablando sobre cosas que no son realmente importantes para ti.
LA LEY DE SUSTITUCIÓN establece que la mente consciente sólo puede procesar un pensamiento cada vez y que es factible sustituir un pensamiento por otro. Este principio unitario te permite reemplazar deliberadamente un pensamiento negativo por otro positivo.
Al hacer esto, estás tomando el control de tu vida emocional. Esta ley te llevará al bienestar, a una actitud mental positiva y a la liberación personal. Puede cambiar tus relaciones, tus conversaciones y el contenido predominante de tu mente consciente y puede ser suficiente para cambiar tu vida.
Tu mente consciente nunca está vacía; siempre está ocupada en algo. Aplicando la ley de sustitución puedes desembarazarte de cualquier pensamiento negativo o amedrentador que te esté causando problemas y colocar en su lugar un pensamiento positivo.
Por medio de este poderoso método de control mental es como mantienes tu mente en calma y en paz. Siempre que te veas expuesto a una situación que pueda molestarte, puedes optar por pensar en algo reconfortante como, por ejemplo, tus objetivos.
La forma más rápida de cambiar tu mente de negativa a positiva apoyándote en la ley de sustitución es simplemente dejar de hablar y pensar sobre el problema y comenzar a hablar y pensar sobre su solución. En vez de proyectar tu mente sobre lo sucedido en el pasado, lo que tienes que hacer es enfocarla sobre lo que cabe hacer en el futuro.
Pensar en buscar una solución es algo que de por sí es positivo. Cuando en lugar de quemarte la sangre pensando en lo que ya ha sucedido te pones a pensar en lo que puedes hacer y qué acciones puedes tomar, tu mente entra al instante en una fase de calma y claridad.
De lo que se trata es de encontrar maneras de mantener tu mente en actitud positiva mediante la sustitución consciente de pensamientos negativos por otros positivos. Y esta sustitución siempre puedes hacerla cuando y como mejor te plazca.
Cuando las cosas te vayan mal o te sientas infeliz por cualquier razón, puedes neutralizar estos sentimientos con pensamientos positivos. Cuando lo haces con entusiasmo y convicción, tu subconsciente lo acepta como una orden y se pone seguidamente a trabajar para contrarrestar y cancelar cualquier mensaje previo que sea incompatible con una alta estima y una óptima actuación.
LA LEY DE COMPENSACIÓN Y RECIPROCIDAD afirma que por cada cosa que hagas, serás compensado con algo similar. Obtendrás según lo que aportes. Igualmente establece que los demás te ayudarán a conseguir tus objetivos siempre y cuando vean que recibirán una compensación por sus esfuerzos.
Nadie trabaja por amor al arte. Todo el mundo tiene unas miras personales. Éste tiene que ser tu punto de partida para ganarte la cooperación de los otros. Hazte la pregunta de qué tienes que hacer por los otros para que ellos te ayuden a ti.
Toda persona siente el impulso de quedar empatada tanto en lo que haga por los demás como por lo que los demás hagan por ella. La gente estará dispuesta a ayudarte a conseguir tus metas si ve que demuestras voluntad de ayudarle a conseguir las suyas.
La gente más exitosa es aquella que ha ayudado a un mayor número de personas a conseguir las cosas que querían. Esta gente suele hacerse con una gran reserva de buena voluntad al crear en los demás una propensión a ayudarle como trato recíproco por la ayuda que anteriormente recibieron.
El único término de la ecuación de compensación y reciprocidad que puedes controlar es la cantidad que tú mismo aportes; de esta forma, tú también determinas indirectamente la cantidad que vas a obtener. Si no desaprovechas ninguna oportunidad de ayudar a los demás, éstos te prestarán su apoyo cuando lo necesites.
Las compensaciones que recibas en tu vida estarán en función de las contribuciones que hayas hecho a tu prójimo. Tu disposición y tu capacidad para cooperar efectivamente con los demás a fin de conseguir sus objetivos de forma que tú puedas conseguir los tuyos, es indispensable para tu éxito futuro.
LA LEY DEL ESFUERZO indirecto determina que en las relaciones con los demás se puede conseguir casi todo con más facilidad si el acercamiento se hace más bien de forma indirecta que de forma directa.
La forma indirecta de impresionar a una persona sería simplemente dejarse impresionar por esa persona. Cuanto más impresionado te sientas por la otra persona, por lo que represente o haya logrado, más posibilidades tienes de que ella se sienta impresionada por ti.
El camino indirecto para una persona se interese en ti funciona mejor; es sencillamente interesarte por ese alguien. Cuanto más interesado estés en otra persona, más posibilidades tienes de que ella se interese por ti.
Si quieres ser feliz, la forma directa es hacer todo lo que sea necesario para alcanzar la felicidad. Sin embargo, la forma más gratificante y duradera de felicidad se alcanza haciendo feliz a otra persona.
Siempre que realices o digas algo que haga feliz a alguien, tú también te sentirás feliz. Levantarás tu espíritu y tu propia autoestima.
Para que otra persona te respete, lo mejor que puedes hacer es respetarla a ella. Cuando expresas respeto o admiración por alguien, ese alguien siente respeto y admiración por ti; es el principio de reciprocidad.
Siempre que tienes un buen detalle con alguien, la otra persona te devuelve el detalle haciendo algo que te agrade. La mayoría de nuestros amoríos y amistades están basados en este principio.
Para que otra persona crea en ti, debes creer en ella. Siempre que muestres que crees o tienes confianza en una persona, esta persona tenderá a creerte y a tener confianza en ti. Obtienes lo que das. Todo aquello de lo que te desprendes, más tarde o más temprano lo recobras.
Estás estructurado de tal forma que todo lo que hagas a otra persona tiene un efecto recíproco en ti. Todo lo que hagas para elevar la autoestima de otra persona eleva al mismo tiempo la tuya en idéntica medida.
Habida cuenta de que la autoestima es el fiel contraste de la personalidad sana, puedes realmente mejorar la salud de tu propia personalidad aprovechando cualquier oportunidad para mejorar la salud de la personalidad de otros. Lo que siembras en la vida de los demás es lo que recoges en tu propia vida.
Con cualquiera que te encuentres verás que lleva una pesada carga. Esto es particularmente cierto cuando se trata de la autoestima y de la auto confianza. Todos crecemos con un complejo de inferioridad y a lo largo de casi toda nuestra vida necesitamos las alabanzas y el reconocimiento de nuestro prójimo.
Por muy exitosa o elevada que sea la persona, ésta siempre necesita reforzar su auto imagen. Siempre querrá tener a alguien que le diga cosas que incrementen su autoestima y la hagan sentirse más valiosa y útil.
Las seres más exitosos y felices son aquellos que hacen que los demás se sientan bien consigo mismos cuando están con ellos. Cuando vas por la vida elevando la autoestima de los demás, se te presentarán muchas oportunidades y la gente te ayudará hasta extremos inimaginables.
Aprovecha toda oportunidad que se te presente para decir y hacer cosas que hagan que la gente se considere más útil. Cada vez que tengas un detalle amable hacia otra persona mejorarás tu propia autoestima.
Tu propia personalidad se hace más positiva y sana. Cualquier sentimiento que expreses hacia tu prójimo se impresiona en tu propia mente.