El Ave Fénix según cuenta la leyenda, es un ave mitológica del tamaño de un águila, de plumaje rojo, anaranjado y amarillo incandescente, de fuerte pico y garras. Se supone que vivía en la zona del Oriente Medio y la India, llegando hasta el norte de África. Vivía en el Jardín del Paraíso y estaba anidando en el rosal cuando Adán y Eva fueron expulsados.
De la espada del ángel que los desterró saltó una chispa y prendió el nido del Fénix, haciendo que ardiera éste y su inquilino. Por ser el ave Fénix el único que se había negado a probar la fruta prohibida del paraíso, se le concedieron varios dones, siendo el más destacado la inmortalidad a través de la capacidad de renacer de sus cenizas, así que cuando le llega la hora de morir, hace un nido de especias y hierbas aromáticas, pone un único huevo y después de tres días arde, no se sabe si por el fuego que él mismo provoca o por causa accidental y ajena a él, quemándose por completo, y al reducirse a cenizas, resurge del huevo que el mismo ave Fénix había puesto con anterioridad, de una manera siempre única y eterna .
Veréis... se dice que los Fénix eran aves magnificas y que aquellos que conseguían verlas lograban encontrar su verdadera felicidad, del mismo modo se dice de él, que sus lágrimas son curativas... lo que no muchos saben es que encontrar un Fénix no requiere ir a la zona de Oriente medio o del Norte de África... Es mucho más sencillo y a la vez complicado.
Cada uno de nosotros ha vivido siempre con un Fénix a su lado, ha tenido la oportunidad de descubrirlo y encontrar así la felicidad y las fuerzas eternas para continuar cada día con un nuevo motivo para vivir. Sin embargo... cuando tenemos las cosas tan cerca no somos capaces de verlas.
Nuestro corazón es el Fénix más peculiar y maravilloso que podemos encontrar en cualquier parte del mundo, todos, absolutamente todos tenemos un Fénix... somos una unión entre el Fénix (corazón) y nuestro cerebro.
Cuando caemos y nos sentimos abatidos, cuando pensamos que jamás encontraremos la felicidad él late con más fuerzas y comienza a arder en nuestro interior. Pero nunca olvidéis, nunca dejéis de recordar, que un nuevo corazón, un nuevo Fénix resurgirá de sus cenizas y será más experto y maravilloso y de nuevo único dentro de su especie.
Si algún día sentís que tenéis una gran herida que no sois capaces de sanar, recordar que vuestro corazón es fuerte y si teméis llorar, tened siempre en cuenta que sus lágrimas son curativas.
Nunca olvidéis que la capacidad de resurgir de las cenizas y ver luz en la oscuridad es una cualidad de la que todos podemos disfrutar. No dejéis de ver en cada día la oportunidad de ser felices, de encontrar primero la felicidad en vosotros mismos y después buscarla en los demás y ser capaces de transmitirla.
Un Fénix es eterno porque siempre resurgirá de sus cenizas... nosotros en cada experiencia buena o mala de nuestra vida renacemos porque realmente todos en esencia somos capaces de transformarnos en un gran ave mitológica del tamaño de un águila única y especial, de plumaje rojo, anaranjado y amarillo incandescente, de fuerte pico y garras .
De la espada del ángel que los desterró saltó una chispa y prendió el nido del Fénix, haciendo que ardiera éste y su inquilino. Por ser el ave Fénix el único que se había negado a probar la fruta prohibida del paraíso, se le concedieron varios dones, siendo el más destacado la inmortalidad a través de la capacidad de renacer de sus cenizas, así que cuando le llega la hora de morir, hace un nido de especias y hierbas aromáticas, pone un único huevo y después de tres días arde, no se sabe si por el fuego que él mismo provoca o por causa accidental y ajena a él, quemándose por completo, y al reducirse a cenizas, resurge del huevo que el mismo ave Fénix había puesto con anterioridad, de una manera siempre única y eterna .
Veréis... se dice que los Fénix eran aves magnificas y que aquellos que conseguían verlas lograban encontrar su verdadera felicidad, del mismo modo se dice de él, que sus lágrimas son curativas... lo que no muchos saben es que encontrar un Fénix no requiere ir a la zona de Oriente medio o del Norte de África... Es mucho más sencillo y a la vez complicado.
Cada uno de nosotros ha vivido siempre con un Fénix a su lado, ha tenido la oportunidad de descubrirlo y encontrar así la felicidad y las fuerzas eternas para continuar cada día con un nuevo motivo para vivir. Sin embargo... cuando tenemos las cosas tan cerca no somos capaces de verlas.
Nuestro corazón es el Fénix más peculiar y maravilloso que podemos encontrar en cualquier parte del mundo, todos, absolutamente todos tenemos un Fénix... somos una unión entre el Fénix (corazón) y nuestro cerebro.
Cuando caemos y nos sentimos abatidos, cuando pensamos que jamás encontraremos la felicidad él late con más fuerzas y comienza a arder en nuestro interior. Pero nunca olvidéis, nunca dejéis de recordar, que un nuevo corazón, un nuevo Fénix resurgirá de sus cenizas y será más experto y maravilloso y de nuevo único dentro de su especie.
Si algún día sentís que tenéis una gran herida que no sois capaces de sanar, recordar que vuestro corazón es fuerte y si teméis llorar, tened siempre en cuenta que sus lágrimas son curativas.
Nunca olvidéis que la capacidad de resurgir de las cenizas y ver luz en la oscuridad es una cualidad de la que todos podemos disfrutar. No dejéis de ver en cada día la oportunidad de ser felices, de encontrar primero la felicidad en vosotros mismos y después buscarla en los demás y ser capaces de transmitirla.
Un Fénix es eterno porque siempre resurgirá de sus cenizas... nosotros en cada experiencia buena o mala de nuestra vida renacemos porque realmente todos en esencia somos capaces de transformarnos en un gran ave mitológica del tamaño de un águila única y especial, de plumaje rojo, anaranjado y amarillo incandescente, de fuerte pico y garras .
muchas gracias por tu mensaje
ResponderEliminarme gusto tu weblog
un abrazo
In lakesh