![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhjTOkF7N1W8N4ROP_GTWnXDKFqTKqUds-iF41w1IvvtwBzgV-yecmlT8EHPPf2D-x_i4yy0AQ43SXkxeeYG9LC7HlkPgdn-IMCTaOQbYHKWrS7uFB9pzEn1L8zXxKS6Coz4kA8ZOXpads/s280/FUEGOS+ARTIFICIALES.jpg)
El proceso de la presencia es la constatación de que todas las circunstancias de nuestra vida forman parte de una obra teatral que se está representando deliberadamente por nuestro bien, hasta el punto de que podemos ver reflejado fuera de nosotros mismos lo que habíamos reprimido y ocultado en nuestro interior.
Cuando presenciamos una representación teatral en directo, no nos levantamos del asiento y nos enfrentamos a los actores porque digan cosas o exhiban comportamientos que nos perturban emocionalmente. Nos quedamos en nuestros asientos porque aceptamos que lo que se está desarrollando ante nuestra vista forma parte de la representación y que los actores están reflejando algo que “nos toca el corazón”.
Reaccionar ante las personas o circunstancias que nos perturban emocionalmente es como disparar a los mensajeros y perder así toda la información necesaria para alcanzar la presencia.
Es lo que algunos denominan la broma cósmica y tiene relación con aquello que decían los sabios antiguos de que todo lo que nos ocurre es maya y el mundo es una ilusión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario